lunes, 4 de febrero de 2008

12.- "De telebasura a pingajo"

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Mi Diario. Reunión del dieciocho de septiembre de 2004. Sábado.

ENEMIGOS DEL AMOR:
Falta de comunicación. La excesiva tele y otros entretenimientos.

Copio la carta del tema.

Mi marido, Gerardo, querido Carlos, es un televidente. Llega del trabajo y mientras se quita la chaqueta y la tira sobre una butaca, deja las llaves, la cartera del dinero, la otra de los papeles, el móvil, que deja de serlo y de estar pegado al oído desde la ocho de la mañana para pasar a ser un muerto que ni se coge aunque suene y resuene, enciende la telemascope, y corriendo se va a la nevera a coger una cerveza, sin vaso claro está, pegarle un sorbo en el pesillo, y tirase en un butacón si vienen los amigos o en el sofá si va a estar solo, durante el partido, que ya está empezado. ¿No sabes cuanto van? Cómo no la has encendido antes para enterarte e informarme cuando llego.
Me siento así saludada, besada, buenas noche cariño, cómo fue la tarde, volviste pronto del super, y todo lo demás de interés por mí, su mujer.
Si vienen los amigotes, cosa muy frecuente pues él es “muy sociable”, las cervezas se desbordan en un montón de latas vacías sobre la mesita de delante del sofá, los gritos de entusiasmos ante un buen pase o tiro a la puerta enemiga, de angustia ante el peligro creado por una buena, para ellos de chamba, jugada de los contrarios, el gol, gooool, copiado infantilmente de la radio o la tele puesto de moda por el “radiador” de turno, el quitarse la palabra porque todos saben perfectamente porque se falló la jugada y qué era lo que debían haber hecho esos torpes jugadores, que no sudan la camiseta bastante para lo que ganan, y cuando muertos de sueño, casi más ebrios de emociones que de cerveza, cogen sus amigos el ascensor, aún entre risotadas y alta palabrería, alta porque rozan el gritos, bajen la voz que hay vecinos durmiendo, me quedan un montón de cosas por recoger, cacahuetes o almendras por los suelos, alguna cerveza derramada en la alfombra, o ceniceros a punto de hundirse por la carga tan voluminoso de colillas.
Me he expresado bien, ¿verdad, Carlos?
Y los sábados por la mañana la playita y el partido de futbito. Y el domingo dónde hay olas para hacer surf, ¿cómo está la Cicer? es el primer parte meteorológico de la mañana.
Y así día tras día, semana tras semana, ya iremos la semana que viene a comer a casa del tus padres, mañana he quedado para ver el campeonato de winsurf en Pasito Blanco.
Y la vida entera.
Y si no hay fútbol en la tele es una película muy buena que dan por “Canal Infernal” como yo le llamo y si no ya se las arregla para pasar por el videoclub y traerse una estupenda.
Tengo enmohecida la lengua y casi paralizada la mente de tanto “no comunicarme con él”, de ya no comunicarnos ni tener nada de que hablar, sino es para saber si aún queda dinero en el cajero o si le eché gasolina al coche. Como ves problemas trascendentales en la vida de nuestra pareja.
¿Dónde está aquellas conversaciones interminables llenas de interés y cariño, aquellos planes juntos, aquel soñar despiertos en cuando pudiéramos hacer , juntos, siempre juntos, aquel viaje, comprar aquel detalle para la casa, ver aquella película, ir a cenar a aquél restaurante romántico y a bailar a aquella terraza donde ponían música lenta y podíamos bailar casi toda la noche uno en brazo del otro, dejando caer mi cabeza en su hombro mientras él me besaba muy suavemente el pelo y me apretaba contra su pecho rodeándome con su brazo la espalda?
¡Con todo lo que durante novios se nos quedó en el tintero para después del matrimonio ir desmenuzándolo poco a poco, rumiándolo juntos, ilusionándonos juntos, para vivirlo juntos!
¿Dónde están todos esos momentos, todos esos ratos, todas esas palabras, todas esas comunicaciones para hacer uno sólo nuestro pensamiento como uno sólo era nuestro amor, nuestra sexualidad y nuestro corazón?
¡Cuántas palabras muertas antes de ser pronunciadas, cuántos diálogos no nacidos, cuántos pareceres diferenciados de ambos sin cotejar ni constatar, cómo se ha ido levantando esta muralla de indiferencia a lo que piensa, desea, apetece o gusta al otro!
Y para defenderme y no aburrirme en mi soledad compartida solo en la cohabitación matrimonial, Carlos, creo que me estoy convirtiendo en otra teleforofa, teledrogata, teleadicta, porque ya me he puesto una tele pequeñita en la cocina para ver el culebrón de turno o la telebasura rosa de cada noche con los cotilleos sociales de cada hora y la venta de las intimidades, hasta de las bragas, perdón por la expresión, de las bellísimas y reputadas pájaras cazafortunas del momento o de los pijos trepa camas de turno.
¿Cómo podemos romper esta atadura de la telebasura que nos está convirtiendo en personas basuras?
Espero tus noticias. Un beso fuerte,
Margarita.

Preguntas:

1º.- ¿Puede la tele y sus mal llamados programas llegar a ser una droga sin poderse separar de ella, ajustando todo los demás actos y compromisos de la vida a que no coincidan con “mi programa”, sea fútbol, deportes, telenovelas y folletines, cine-basura, pornografía y sexo, e inclusos programas de más calidad como algunos culturales, culinarios, deportivos, de ciencia, de la naturaleza, etc.?

2.- ¿Puede incluso la información hacer adictos a telediarios, informativos, periódicos, tertulias, o foros y chateo?

3.- ¿No son hoy en día “teleadesivos” o “teleinternet” muchisimas personas desde muy pequeños que están encadenados a sus pantallas sin poder despegarse de ellas so pena de morir d infarto y dolor, y esto desde muy pequeños en edad, enganchados sin remedio?

4.- ¿No será necesario hacer una reorganización de nuestra mente y “valores” para jerarquizarlos según su propio valor y bien para nosotros, en cultura, salud, distracción etc y o dejarnos llevar por los más fáciles o apetecibles?

5.- Es necesario educar la mente para valorar bien lo que se ve y entra en nosotros y la voluntad par aceptar lo bueno y plausible y rechazar, apagando la pantalla y el televisor, lo que si no nos hace daño por lo menos no nos enriquece en nada y nos deja vacíos de valores.

6.- En los programas de evasión o entretenimiento, en los que se busca el descanso de la mente y el cuerpo, que a veces son necesarios o convenientes, hay también que buscar un equilibrio de calidad y buen gusto.
Reunión del Grupo:
¡Un televisor en cada cuarto! ¡Un programa distinto en cada televisor! ¿Una conexión A DSL a Internet para chatear y perder el tiempo en horas interminables, diciéndose pijadas, estupideces y hasta guarrerías!
De cada cien espectadores uno inteligente y no de mente plana y abotargado. Cien señoras apegadas a las telenovelas de turno, con sus líos sentimentales y absurdos, casi siempre entre engaños, cuernos, con perdón, ambiciones desmadradas y zancadillas entre parientes, amigos o familiares. Televisores en la cocina para no perderse la serie, llorona, ramplona y sensiblera. Dios mío a qué aberraciones hemos llegado cuando los programas rosados del cotilleo y el destape de las vergüenzas ajenas superan en todas las cadenas los culturales, informativos, ¿informativos o desinformativos?, teatro, buen cine y no cine basura, aunque puede ser de cualquier tema con alta calidad, de ciencias naturales o de la naturaleza, etc… pues hay mil temas interesantísimos que atraen y distraen con calidad.
Fueron muchas las opiniones, las aportaciones y hasta los puntos de vista complementarios y aún un poco distintos que no mencionaré porque sería interminable.


Conclusión:
Hay que tener una actitud crítica ante todo lo que se nos viene encima, por la vista, el oído o los demás sentidos, y una voluntad de hierro para aceptar los dictamen de la razón, buscando siempre solo la verdad y el bien, tanto para nosotros mismos como para los demás.
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