lunes, 4 de febrero de 2008

14.- "Raúl es un carota. Los viernes son suyos"

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ENEMIGOS DEL AMOR.
El machismo y el feminismo.

Mi Diario. Reunión del dieciséis de octubre de 2004. Sábado.
De Noemí.

La reunión de hoy sobre el machismo y el feminismo casi termina a tortas. Bueno es una grandísima exageración para expresar lo apasionados que estuvimos todos al defender nuestras opiniones, féminas, nunca mejor dicho, y varones. Pero copio primero la carta de Noemí a Carlos como todas las reuniones.

Carta de Noemí a Carlos.
Ayer, querido Carlos, me acordé de ti y del Cursillo que hicimos el año pasado. ¿Te acuerdas tú de nosotros? Raúl, que sigue tan caradura como entonces, apenas apareció por el cursillo. Que si trabajaba de noche, que si tenía que hacer horas extras, todo eran disculpas para no ir. Fue el primer día, le gustó, pero no tanto como para volver. Apenas le pude convencer para que viniera el último día a recoger la “tarjeta de asistencia” y a no dejarme sola en el paseíllo hasta mis monitores para recogerla y para recoger la rosa roja y Los Evangelios bajo la música de la “Marcha Nupcial”.
Menos mal que vino, pues yo no esperaba que fuera así y me hubiera quedado muy chafada si hubiera ido sola.
Recuerdo que tú cuando te dije que no podía venir el segundo día me dijiste: No hubo manara de convencerle ¿Verdad? Lo calaste hasta el fondo al primer día.
También recuerdo que me llamaste a un aparte al día siguiente, ven un poco antes, por favor, y hablamos, cuando yo en la reunión de grupo dije que él era un poco machista y que siempre me decía que todo para mí, pero que la noche de los viernes me despidiera ya desde novios y luego de casados, porque los viernes son para mí con “mis amigos”.Tenlo en cuenta.
Y yo, ingenuamente, añadí: pero no importa, desde que se case yo ya lo convenceré.
A día siguiente, con cariño y prudencia, con mucho tacto para no herir mi simpleza, me dijiste que el que se casa con condiciones impuestas, ni cambia ni cambiará nunca. Que lo más probable es que la “cosa” vaya a más.
Y vaya si ha ido. Yo no se si al cabo de unos meses o más, sus días se fueron extendiendo, con su dinero también, que a veces era el mío, de mi trabajo, y hoy, Carlos, creo que sólo un día es para mí y el resto para sus amigos.
Que si hoy jugamos al futbito, que si mañana nos reunimos a celebrar el santo de Juan y a tomar unas copas, que si este domingo vamos al Norte a hacer Surf, que si… que si…
Todo muy sano al principio. Muy deportivo o muy entre amigos.
Luego llegó el tiempo de volver cada noche más tarde, algunas con olor fuerte a cerveza y a otros alcoholes, a no tener apetencias de mí en la cama y a dormirse cuando llegaba como un tronco, tras una escena de mal humor. Creo que ha habido amiguitas, hoy hay tantas dispuestas a una aventurilla, con casados mejor, que son más discretos, que no hace falta que sea en “el barrio” de rigor.
Pero ahí no acaba todo. Con su “independencia” recobrada aumentó sin limites, rápida y progresivamente, su machismo.
Sus imposiciones, sus exigencias, sus ya “te lo dije y lo haces así,” sus “eso no lo hagas, ni vas hoy a casa de tu madre que vengo con unos amigos a ver el fútbol,” yo criada, su “tráeme una cerveza de la nevera,” mientras repantigado ve el partido tirado en un sillón, sus… sus…
Y estas exigencias van subiendo de grado y de intensidad. A veces grita y hasta me amenaza levantándome la mano, aunque gracias a Dios, nunca la ha llegado a bajar.
Pero le tengo perdido, completamente perdido. Yo me he convertido poco a poco en solo una sirvienta sin sueldo durante el día, y una “putita”, perdona la palabra, baratísima, si tiene ganas, durante la noche. Un puro objeto de servicio exclusivo para él, y para sus amigos cuando vienen a ver el fútbol, y de placer cuando se “calienta”, a veces viendo revistas o quizás y sin quizás, pensando en otra, a cualquier hora del día o la noche. Soy un simple objeto. Un pañuelo que se usa cuando te conviene y que como clinex se tira a la basura ya usado.
Estoy aturdida, desesperada, temerosa, asustada, vejada, en una palabra “prostituida” en mi matrimonio por mucho Sacramento que me echaran encima.
Quiero dejarlo y no me atrevo. Me da pena por nuestra pequeña Sara, que no tiene culpa ni de que su padre sea un machista sinvergüenza ni de que su madre haya sido tan simple e idiota, tan cegada para enamorase de un tipo así y tan ignorante e ingenua como para creer que lo podría cambiar.
Me encantaría verte y charlar contigo. Y aunque sé que al final me dirás que sopese todos los pro y los contra y que sólo yo he de tomar mis propias decisiones, que nadie debe ni puede tomarlas por mí, necesito alguien con quién hablar que me escuche pacientemente mientras calla, y con quién desahogarme, en quién confiar y a quién escuchar, mientras escucho ávidamente y mientras callo.
Puedes llamarme. Como sé que habrás perdido mi teléfono que además cambió y yo conservo tu dirección en la hoja de todas las parejas, su fecha de boda y sus teléfonos, te escribo confiadamente por el cariño e interés con que nos trataste y te doy mi teléfono para que por favor me llames y hablar contigo y con Elena.
Todo te lo agradezco ya de antemano porque sólo poder vaciarme en alguien ya será una liberación. Apunta 9287676xx.
Un abrazo fuerte y cariñoso para ti y Elena, Noemí.
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