lunes, 4 de febrero de 2008

00.- "Índice del capítulo"

01.- "Primera vacaciones de casados"

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Mi Diario a uno de agosto de 2004.

Nos casamos hace tan solo dos meses y veintitrés días, hemos vuelto del viaje de novios hace un mes y veintiséis días, hemos trabajado el resto de junio y todo julio y hete aquí de nuevo en vacaciones de verano, un mes. ¡Qué vida, Dios mío! Creo que no la volveremos a pillar. Nos hemos perdido tres reuniones que Mónica e Isabela nos han completado con sus apuntes y una charla larga en nuestra casa, que así estrenábamos para los amigos. Aunque ya la habían pisado todos el día de nuestra vuelta cuando con una pancarta nos esperaban en el aeropuerto. ¡Qué estupendos y animados son!
Son nuestras primeras vacaciones de casados. Vamos a distribuir en tiempo entre una semana en Mallorca en casa de sus tíos, los Rivero de la Frada, su tía Emilia y su tío Pablo. Las otras tres semanas, una con sus padres, en un pueblito de la costa levantina, Benissa, en un hotel maravilloso en la costa Blanca, nos invitaron sus padres, y dos, con los míos, en el Sur de Gran Canaria. Así cuando terminen las vacaciones estaremos muy cerquita de nuestro nuevo hogar.
Desde luego nuestra vida es una vida de relax y comodidad y no puedo por menos de a veces plantearme si no será demasiado “lujuriosa” y placentera.
Si es verdad que trabajamos duro, tanto José Carlos como yo todo el año, pues su trabajo es a veces estresante y agobiante, con los segundos contados para que las operaciones de descarga y entrega de mercancías sean rápidas y eficaces. Unos minutos de retraso pueden costar mucho dinero al importador y se lo comen los nervios para tenerlo todo a punto y sin retrasos e inconvenientes.
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02.- "Isabela sí sabe lo que es el amor"

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Mi Diario a ocho de agosto de 2004.

Querido todos, Magda, María, Mónica, Clara y Ana, con sus respectivos “sufridores y víctimas”.
Ya llevamos casi un año de casados. Aún tengo en la retina de mis ojos emocionados todos los momentos vividos con tanto amor e ilusión. Qué día, qué ceremonia, qué alegría entre padres, hermanos, parientes y mis queridísimos amigos.
Qué sermón más delicioso el de Don Matías. Qué sorpresa tan enorme el que Carlos conociera al padre de Juan Carlos y le diera una charla para la Confirmación en su Parroquia.
Qué enormes ganas de quedarme embarazada y que venga nuestro primer hijo.
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03.- "María está embarazadísima"

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Mi Diario a seis de agosto de 2004.
La espera esperanzada.

Mis queridos amigos:
Os escribo con un barrigón impresionante y con los días, las horas quizás para irnos al Hospital, al Materno, para dar a luz. La canastilla está preparada y todo lo que me tengo que llevar, para mí y para Clara, ya en la maletita. Tomás está nerviosísimo, mucho más nervioso que yo, y yo permanezco en casa de mis padres, donde nos trasladamos hace unos días para esperar el parto y porque después de él, volveremos aquí, a fin de que cuando Tomás se vaya a su trabajo, yo no me quede sola sino en compañía de mi madre.
Voy contando los días, las horas y los minutos en una cuenta marcha atrás toda llena de esperanza y de impaciencia. Tengo unas ganas las de ver ya el rostro me mi hija Clara. Clarita. Ya sabéis todos que hemos elegido Tomás y yo para padrinos a Clara y Jorge.
En mi casa algunos de mis hermanos torcieron un poco el seño cuando se enteraron pero cuando les contamos las razones hubo asentimiento y aprobación.
Mi hermano Julio se atrevió a pedir el padrinazgo para el siguiente, ”que espero que sea pronto, pues no estoy dispuesto a esperar” Reímos todos.
Este año no nos podemos tomar las maravillosas vacaciones del año pasado en Mallorca. Pero la felicidad de estos días será “el ciento por uno” prometido por el Señor. Ya me figuro abrazándola entre mis brazos, desnudándome el pecho para que como una tierna corderita chupe con deleite de mi pezón, cambiándole los pañales, llenos de pipí y de caca, para luego pasarle una esponjita con un poco de crema suavisante para que no se me irrite, mecida en los brazos de Tomás, que la cogerá con miedo a que se le rompa, casi sin saber que hacer con ella, ver la cara de mi padre, su abuelo, mientras la contempla en sus brazos, acallarla en los brazos maternales y cariñosos de mi madre, mirar a Tomás mientras mira orgulloso a su padre y a su madre, con su nieta en brazos, saltar de mis hermanos y sus hermanos disputándose cogerla un momentito de la cuna, esperar con paciencia e ilusión el día de su bautismo y veros a todos vosotros, mis amigos queridos, en la habitación del materno haciendo cola para ir entrando en mi habitación sin que la enfermera crea que es una invasión descontrolada y apabullante.
Y volver a casa, primero unos días a casa de mis padres, y luego cuando yo me encuentre ya más fuerte y recuperada, unos días de reposo y luego una gimnasia suave que me haga recuperar mi silueta, en nuestro hogar, esperando que se oiga el llavín en la cerradura y entre Tomás anhelante de asomarse a la cuna y ver a Clara dormida o sonriendo.
Bueno, estamos sicológicamente reparados para que su presencia sea de calmas o lloros. Para las interrupciones del sueño, para darle de mamar, cambiarla, dormirla.
Tomás dice que aunque el trabaje al día siguiente y yo no él, el padre, afirma con orgullo, se levantara a cambiarla y me dejará que sea yo cuando tenga que tomar el pecho. Pues faltaba más, le dije riendo.
Aún no han empezado las contracciones pero el ginecólogo me ha dicho que ya estoy “perita en dulce” para que en cualquier momento venga el parto.
Pienso cómo esperaría María los días antes de nacer Jesús, cuando la pobre tuvo que montar en el asnillo y caminar hacia Belén, entre la angustia de que naciera sin medios para tenerlo con cuidados y la alegría de ver que ya se acercaba en nacimiento de su Dios y Señor, hecho hombre en sus purísimas entrañas.
¿Cómo pensaría Ella que iba a ser el parto? ¿Rompería su virginidad o Dios proveería de otro modo?
Cuando se lo comenté a mi madre ella me respondió: Como decía el Catecismo, “como un rayo de sol pasa a través de un cristal sin romperlo ni mancharlo”. Virgen Santísima antes del parto, en el parto y después del parto.
Si milagro maravilloso por obra del Espíritu fue la Encarnación, milagro para salvaguardar la dignidad y santidad de su madre fue el nacimiento sin romper su promesa de virginidad perpetua hecha por la doncella de Nazareth.
Y no es que Dios tenga a menos en parto con dolor, “con dolor parirás a tus hijos”, aceptado y amado por sus hijas tanto por ser “su creación” como su mandato, y que yo sé que me santificará y acercará a El, en el dolor y sin el dolor, porque será el maravilloso momento que Dios Padre y Tomás y yo compartamos la paternidad divina en nuestra paternidad humana. Cómo no va a ser este momento santo y santificante.
Le amos a dar una hija a Dios y Dios nos va a dar una hija. Gracias, Señor y Padre, gracias Jesús redentor y salvador nuestro, gracias Espíritu del Amor, por hacer nacer un nuevo y vivo amor, por el amor de Tomás en mi cuerpo y en mi alma, por mi amor a Tomás en su cuerpo y en su alma, por haberla engendrado en el amor, y para el amor.
Dios sea benito y loado.
¡Ven, Clara, ven pronto a los brazos de tu madre, María, que te espera con agradecimiento, gozo y esperanza!
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04.- "Magdalena quiere que su matrimonio sea el hogar de Jesús"

05.- "Clara manda un correo desde Roma"

06.- "Mónica está en El Hierro"

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Mi Diario a veinticinco de agosto de 2004.

Correo electrónico de Mónica a todos desde el Hierro.

Este año, mis querido amigos, hemos tirado la casa por la ventana y Francisco Javier y yo, vuestra muy amiga Mónica, nos hemos venido diez días a El Hierro, del 21 a1 30, a unos apartamentos en una calita muy pequeña, y con unos apartamentos “muy humildes”, sin pretensiones, sin Hoteles, Discotecas, salas de Fiestas ni Centros Comerciales.
Nos hemos venido con otros dos matrimonios de nuestro Grupo de Catecumenado, de la Confirmación, con los que guardamos una muy fuerte amistad desde nuestros primeros balbuceos en nuestra Parroquia. Ellos también están en la Rondalla y como se casaron antes que nosotros e iban desesperados por el primer hijo, ya con mi amiga Yaiza, hay una pequeña Yaiza, de un año y medio, orgullo y desvelo de su padre, Boro, y un pequeño Alejandro, perdigón de su madre, mi amiga Naira, siempre va volando como una fecha a todas partes, y sobre el que se vuelca su padre, Santiago en una enseñanza continua sobre “todas las cosas” de la naturaleza, la tierra y el mar. Nadar, bucear, pescar, sembrar, recolectar, hacer castillos en la arena, y presas en la orilla, jugar a las palas, aquí no está prohibido porque estamos solos nosotros y un par de matrimonios mayores extranjeros muy simpáticos que se ponen en la otra punta de la calita a tomar el sol y a leer tranquilamente.
Bueno juegan a veces con una pelotita con plumas que siempre cae derecha y que tarda más en caer y que es más fácil para Alejandrillo.
Solo nosotros dos estamos aún solos y con solo la esperanza. De todas formas será cuando Dios quiera, porque no llevamos ni ochos meses de casados y de muy bien casado, porque cada día bendecimos a Dios por ese maravilloso encuentro con Jesús, su Hijo en el Sacramento que lo vivimos a tope en nuestra pareja.
Tenemos que ir al pueblo en coche a comprar pero unos agricultores que son los que han hecho los apartamentos junto con sus padres y hermanos nos proveen de casi todo y nos traen el pan cada día. Como son “colegas” en el oficio nos llevamos muy bien con ellos y Francisco Javier se pasa horas hablando con el, Santiago, sobre todo lo del campo y las diferencias con San Mateo.
Lo que más siento s que no podemos asita y celebrar nuestra Misa diaria y sólo la dominical, pues en el pueblo sólo hay Eucaristía los domingos, el 22 que ya fuimos todos y pasamos luego la mañana en el pueblo, casi una Aldea, y sus alrededores, maravilloso y hermosísimo, y el día 29 volveremos a Misa y celebraré en esa gran comunión mi santo, que será pasado mañana 27, y el treinta y uno volveremos en el ferry a Gran Canaria y llegar a San Mateo por la noche.
Como somos amigos desde hace tantos años, juventud divino tesoro, todos los días hacemos juntos un rato de oración, sin casar a los niños y generalmente cuando ya duermen. Otro rato de la tarde, lo dedicamos a rezar el Rosario, juntos, a veces en la playa. Todo momento s bueno para decirle que la queremos. Todas las noches nos reunimos tras la cena, hacemos todas las comidas juntos y parecemos y somos una sola familia, con la fuerza de la hermandad en el Señor Jesús, todas las noches pues salen a relucir los timples y las guitarras, las bandurrias, el laúd, y la fiesta es una delicia cuando van saliendo Isas, Folias, Malagueña, Mazurcas, Polcas Majoreras, etc.
Han bajado un par de días nuestros “arrendadores” Santiago, su mujer María y sus dos hijos, Pepillo y Dolores, y nos han enseñado, ellos también tocan los cuatro, los aires propios de El Hiero, el “Baile del vivo”, el “tango herreño” y el “baile de la Virgen” pues en nuestro pueblo canario si rascas un poco en seguida sale en la Fiesta la madre de Dios. Y desde luego no se lo pierden ni una noche los dos parejas de matrimonios extranjeros, que a veces traen unas galletas suecas sabrosísimas y otras una copita de un licor dulzón y ardiente en el gaznate.
Casi parecemos ermitaños, pero unas ermitañas muy modernas que bajan a la playa en bikini a tomar el sol como lagartos, y unos ermitaños muy deportistas, con sus meybas,
jugando al futbito, Santi y Alejandrito contra Boro y Francisco Javier, y les ganan por goleada los primeros pues Boro y mi muy amado tormento son muy malos jugando.
Los días nos han pasado volando. Mis padres y los padres de Francisco Javier se han ocupado del Puesto y nuestros hermanos y algún amigo del campo. ¡Cómo tenemos que agradecérselo pues estos días han sido una segunda luna de miel! Os diré en muy profunda intimidad que estamos llenos del amor maravilloso del cuerpo y del amor del divino del alma. De verdad os puedo confesar con amistad y un mucho de vergüenza pero con la confianza del profundo sentido cristiano con el que nos esforzamos en vivirlo, que Francisco Javier y yo, su Mónica, solos un solo cuerpo, unión y crecimiento de la fuerza humana que nos une, y una sola alma, pues respiramos a Dios el uno dentro el otro. Sí, mi querida Isabel, también en sentido corporal. Si Dios es amor Dios se ha hecho presente y encarnado muy fuertemente en nuestro amor, n el amor de nuestros cuerpos que es uno con el amor de nuestras almas.
Creo que los cristianos hemos minusvalorado, por los ribetes que puede tener de desvío la sexualidad hacia el egoísmo y el usar al otro para nuestro provecho y placer, la entrega carnal de la pareja, bendecida por Dios en el Sacramento y elevada por Cristo a que no separemos, el amor y la carne, lo que Dios mismo ha unido. Por eso dejará a el hombre a su padre y a su madre, puede haber separación más grande cuando hay familia y hogar, y se unirá a su mujer y seremos Francisco Javier y Mónica, una sola carne”
Aún porque enunciada así me dejó impactada, ya que siempre rodeamos el placer como dentro del círculo del pecado, las palabras de Carlos el día de la sexualidad.
“Quién no ama el placer, (ama, es fuerte ¿verdad?) no ama a su Creador”. A Dios y Dios como Padre amoroso que nos lo entrega para que estemos llenos de él, a tope, sí hay que decirlo sin tapujos en el cuerpo, en nuestro cuerpo que lo ansía y se siente amado al recibirlo de nuestra pareja. Pero recuerdo muy bien que añadió, “Quién abusa de él, del placer, tampoco”, tampoco ama a Dios por no usarlo con los fines y en los límites o términos que El lo creó y para lo que lo creó. Si al compartir estas intimidades con la sencillez evangélica de la paloma y con limpieza d corazón de la bienaventuranza, os pudo afirmar sin mentiros que “veo a Dios” dentro de mí y dentro de Francisco Javier.
Os quiero con todo el cariño de hermana pequeña, no el la edad sino en la santidad y perfección que hemos sido llamados en el matrimonio, “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” y con todo el deseo de volveros a ver pronto en nuestro amado Madroñal”
Con toda nuestra amistad, Mónica y
Francisco Javier.
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07.- "María. Nace su hija Clara. Su madrina será Chiara"

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Mi Diario a veinticinco de agosto de 2004.
Hemos recibido un coreo electrónico de Tomás y María. ¡Ya ha nacido Clara! Están los dos que exultan de gozo, alborozados y alegres.
Transcribo la carta para no perderla nunca.

Carta de María:
En Las Palmas a quince de agosto de 2004. Domingo.

Ya soy madre, mis queridos amigos. Ya soy madre, como mi madre, como la madre de
Tomás, como la Virgen y Madre, María, “mi tocaya”, la Madre de Jesús.
Ha nacido el día once, día de Santa Clara de Asís, que será su patrona y santa. La guapísima y hermosa amiga de Francisco de Asís que será la primera Clarisa. La monja más alegre y contemplativa, más sencilla y pobre que dio su siglo. Así será mi Clara.El que no ha cogido aún las vacaciones, como no nos hemos ido de viaje, y va a echar una mano a su Estudio de Arquitecto y a adelantar trabajo para septiembre, pensando cogerlas desde que naciera la niña hasta mediados de septiembre.
El día diez por la noche ya empezaron las pequeñas advertencias. Serían las seis o siete de la tarde. Mamá llamó a Tomás. Ya venía de camino. También mi padre. A las diez y mdia nos fuimos a El Materno. Qué sí, que ya viene, nos confirmó la matrona. No se vayan para casa que le ingresamos y en cuanto esté dilatada la pasamos a la sala de partos y le vamos buscando habitación.
A las doce y media entré en “situación”, Tomás nervioso, se puso la bata verde y el gorrito y se colocó detrás mía cogiéndome muy fuertemente la mano.
La verdad es que como fue tan rápido y por deseo propio la tuve a capela, en vivo y sin calmantes. Dolor sí sentí dolor, hasta casi morir de él. No grité, lo deseaba con toda el alma, pero destrocé la mano de Tomás con la que cogía la mía. Nunca había sentido un dolor tan fuerte tan intenso y tan brutal. Y ya estaba allí Clara. Sacó primero su pequeña cabecita y luego su larguirucho cuerpecito. Nunca podré describir lo que sentí al oír su primer llanto, alegría de vida y dolor de compasión, mezclados y fundidos, ni cuando me la pusieron en mis brazos.
Fuera estaban ya todos, Papá, mamá, la madre de Tomás que vio al nacimiento y que es un encanto de mujer y madre, mis hermanos todos, Francisco, Lucía, Cristina y Julio.
También estaba Mónica, la encantadora y cariñosa Mónica, a quién llamó mi madre, pues sabía que para mi es una hermana más.
Francisco Javier vendrá mañana y Don Matías le ha prometido a Mónica bajar con ellos al materno, para bendecir al niño y a sus padres, hasta el feliz día del bautizo.
¡Cómo os eche de menos!
Por las mañana recibí una llamada de teléfono de Elena y Carlos desde Palma de Mallorca, donde están con sus hermanos Nuria y Ramón, pasando unos días para la boda de su sobrina Isabel, y de todos ustedes a lo largo de la mañana pues Mónica sé que os avisó a todos. ¡Benditos seáis! ¡Os quiero! ¡Gracias!
Los días pasan pronto y espero que cuando vayáis llegando de vacaciones pueda presentaros con todos los honores a Clara.
Clara, madrina y Jorge, padrino, no sé si hasta estaban llorando al otro lado del teléfono.
Desde luego, mi querida amiga Clara, tus palabras me fueron entando en l alma hasta lo más profundo y creo que se me han gravado a fuego, a fuego de amistad y amor, en lo más profundo de mi corazón. ¡Gracias, Clara! Gracias a todos.Mil besos y hasta muy, muy pronto, vuestra hermana y amiga, María.

Post data:
Por favor en vuestra primera Misa y Comunión decirle muy fuerte a Jesús que Gracias de parte de Tomás y María. Que como padres cristianos no le fallaremos. Que sabemos que ya quiere mucho a nuestra Clarita y que ya es una de las más pequeñas ovejitas de su redil. Que la llame por su nombre, que ya conoce, Clara como Sana Clara de Asís.
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08.- "Felicitaciones a María y Tomás"

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Mi Diario a veintiséis de agosto de 2004.

Hemos recibido una carta-correo de Elena y Carlos desde Almería, donde se han ido a pasar unos días con sus hermanos Cuchi y Fafi, tras la Boda de Palma.
Está toda llena de felicitaciones a María y Tomás, aparte de la que le han enviado directamente a ellos.

Desde Almería. Ya casi de vuelta.
Ha celebrado su Santo en Mallorca.
Mis muy queridos amigos:

Ya casi con un pie en el avión de vuelta a casa después de estos días de relax y descanso tanto para el cuerpo como para el alma.
Hemos celebrado el santo de Elena en Palma, el dieciocho de agosto, con nuestros hermanos y sobrinos y con Jorge nuestro hijo que aterrizó de Pekín en Barcelona y se vino directo para allá.
Luego nos vinimos a Almería a pasar unos días en el Cortijo de Cuchi y Fafi, que es una delicia. Aunque hace un poco de calor, entre la piscina y las hermosas siestas veraniegas el descanso está asegurado. Los aperitivos y las cuchipandas son pantacruélicas pues entre Isabel y Carmen, que llevan en su casa más años que tienen, la cocina es una laboratorio de exquisiteces y “delicateces” y primores para decirlo muy finamente “chuparse los dedos”. Son todos tan encantadores, padres, hijos y nietos, que la vida es una delicia y las horas rebosan de felicidad y tranquilidad.
Les hemos puesto unas líneas directamente a María y Tomás pero queremos repetir aquí nuestra alegría y felicitaciones para unirla a las de ustedes todos, qué canario me ha salido, ¿eh?, y que les envuelvan nuestras oraciones de agradecimiento a Dios como una manta cálida de algodón fino.
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09.- "La vuelta a casa. ¡Y al trabajo!"

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Mi Diario a uno de septiembre de 2004. Miércoles.

Ya estamos en nuestra casa de nuevo José Carlos y yo. Bajamos las maletas del coche, llenas de bañadores, pareos y pantalones cortos, y alguna “ropita” para vestir, ¡ y salir con José Carlos a cenar o a bailar, o mejor a ambas cosas!, una caracola grande y preciosa que encontré paseando por la playa, los “arreos” de aseo, como los llama José Carlos, mis potingues de belleza y un sombrero precioso de paja a juego con un bolso de playa también de paja que me regaló José Carlos en una boutique del Puerto de Andraix.
Como te conté, mi querido Diario, hemos ido una semana a Mallorca a casa de sus tíos los Rivero de la Frada, su tía Emilia y su tío Pablo. Las otras tres semanas, una con sus padres, en un pueblito de la costa levantina, Benissa, que es una preciosidad, a un hotel maravilloso en la costa Blanca, nos invitaron sus padres, con ellos y sus hermanos solteros, y dos, con los míos, en el Sur de Gran Canaria.
Unos días antes de irnos a Benissa, salimos los dos solo en la lancha, un botecito con un motor fuera boda, de su tío Pablo.
Nos refugiamos en una cala de piedras solitaria de aguas transparentes y calmas. Desde
la punta de mi roca podía ver el fondo del mar como al alcance de mi mano. No temas tirarte, me dijo José Carlos, ahí hay más de cinco metros de profundidad. No puede ser, y me lance a tocar las blanquísimas arenas del fondo. No pude llegar.
Me tendí de espalda sobre una roca plana a su lado y me solté la parte alta del bikini para que se me tostara toda por igual. Estaba pensando en el traje largo y de noche que iba a llevar una semana después para la boda de su prima Clara, en Madrid. E hice lo que jamás pensé que hiciera ni había hecho en mi vida en ninguna playa, pero que muchas chicas hacen hoy sin ningún corte y con toda naturalidad. Me di la vuelta boca arriba y dejé que cayera a un lado el sujetador del bikini. Levanté mis ojos hacia José Carlos, me ruboricé un poco, a pesar de ser él, le sonreí con la mirada, ofreciendo mis pechos. El se me quedó mirando, prendado, muy quieto al principio y despacio se inclinó sobre mí y me besó en los labios. Lo atraje hacia mi cuerpo, como tantas otras veces en la intimidad, y luego, zafándome, me tira al agua semidesnuda. Fue una sensación inolvidable sentir el agua acariciando mi cuerpo hasta que sentí el calor de las manos de José Carlos que me cogió puesto a mi espalda. Nos mantuvimos así un largo rato y luego jugamos un poco a nadar y escabullirnos, a echarnos agua la cara, a zambullirnos en lo profundo, buceando, a cogernos y abrazarnos. No iba a contarte esto porque aún me poco un poco colorada y porque a mejor tú también te pones. Pero es mi marido, estábamos completamente solos en una cala inaccesible y sentí que “la aventura de ese día” marcaba los recuerdo de los dos en una profunda unión de marido y mujer. Cómo se han quedado grabados en mis ojos el color azul del mar, el parduzco de las rocas con sus algas verdes de aquella preciosísima cala de Mallorca.
¡Aún siento el calor, sobre mis pechos fríos y desnudos, de las manos de José Carlos, y la presión de mi espalda en su pecho desnudo mientras acariciaba dulcemente mis senos y con sus dedos rozaba con suavidad mis erectos pezones! Sentí que por mis pechos corría toda la vehemencia de mi amor por José Carlos, que por sus dedos desborda todo su cariño por mi persona, por su Ana, y que Dios se hacía presente en el placer que nos unía dando un profundo sentido unitivo a nuestro matrimonio y a nuestro sacramento, y haciendo realidad viva las palabras de Cristo "serán un solo cuerpo y una sola carne". Quién no ama el placer, no ama a su Creador. Quien lo pone como último fin, tampoco. Mi "yo" como centro del universo. Todos los seres y cosas al servicio de mi placer. El placer por el placer. Nos había dicho Carlos en una reunión de grupo. Así nos creo Dios en el Paraíso en la bendición original de nuestra creación, en su primer soplo divino. Teología del placer, humano y cristiano. Sentí mis pechos llenos de placer físico, limpios e inmaculados, que me acercaban a mi Dios, en una común unión, comunión de todas nuestras dos personas humanas, sensibles y corporales, con su Persona, divina, amorosa y paternal. Sentí que todo mi espíritu, mi mente y mi corazón, mi cuerpo hasta en la célula más pequeña de él, estaban sumergidas e inmersas en la Bondad divina que no disminuía ni un ápice mi placer corporal, ni mi gozo matrimonial, ni mi sacramento hecho carne y unión física. ¡Cómo tenemos que agradecer a Dios esta maravillosa sexualidad y sensualidad humana regalo espléndido de su mano generosa! ¡Gracias, Dios mío, por haberme dado un cuerpo tan sensible y humano, en aquella bendición primera del paraíso, cuando nos creaste!
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10.- "MI suegra me desprecia"

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Mi Diario. Reunión del cuatro de septiembre de 2004. Sábado.

Se renuevan las reuniones después de Vacaciones de Verano.

ENEMIGOS DEL AMOR.
Enemigos del amor que están en ellos mismos (o del uno con el otro)
Intelectuales: Diferencias culturales, económicas o religiosas excesivas.


Cómo se han pasados los cortísimos días de vacaciones. Aún me parece ayer, cuando te contaba todo lo que he vivido en este primer verano de casada. ¡Qué pasada!
Como siempre copiaré aquí la “historia” base de nuestras elucubraciones, fotocopia dada por Carlos antes de irnos de vacaciones.

Primera Carta:
“Mi suegra me desprecia”. Carta de Sol.

Carlos, en confianza y en secreto, te diré que mi suegra me desprecia. Ella es de Ciudad Jardín, de familia bien, todos licenciados en cultura superior, económicamente montados en lo superfluo, les sale el dinero por las narices, y religiosamente de la Parroquia de Santa María de la Luz, de los Padres Claretianos, los evangelizadores de Gran Canaria, los del Colegio de Pago mejor de la Isla, junto con los Jesuitas. Ellos fueron todos educados con el Padre Agustín Portabella, de la mejor familia de Jerez o El Puerto, antiguos alumnos jesuitas sus abuelos, “Príncipe” de la Congregación de María e Ingeniero de Caminos, el de ella, y el de él, Abogado y fundador de uno de los mejores Despachos del Archipiélago, distinguidos por su amor a la Orden; Su padre y su marido, Abogados Ilustres, herederos del linaje familiar de hombres de Leyes.
Yo nací en el barrio de El Polvorín, en Las Siete Rotondas, y mi padre es guaguero, conductor de Guaguas, que así llaman a los autobuses aquí. Estudie en un Colegio Nacional, tuve la suerte de ser medio apadrinada por Doña Elvira, amiga de mi madre y profesora del Colegio Castilla. Ella siguió muy de cerca mis estudios y me exigía y me animaba culturalmente, hasta el punto que al terminar el Bachillerato obligó a mis padres a matricularme en la Universidad y a estudiar Derecho.
Allí, en una de esas fiestas de la Facultad para sacar dinero para el viaje fin de Carrera, que organizaban los de cuarto, yo estaba en primero, conocí a Claudio. Me invitó a una copa, un gintonic, bailamos, charlamos y quiso quedar para salir el domingo. Me negué en rotundo, pues yo era una chica de barrio y él un chico pijo de ciudad. Aquello no podía ir a ninguna parte y además me daba vergüenza que me viniera a recoger mi casa, a mi barrio. Sobre mi teléfono, mi dirección, mi familia y vida pasada cayó el silencio y el velo más espeso.
Pero empezó el cuento de la Cenicienta. El me buscó el lunes por todas las salidas de clase de primero y segundo, pues se me escapó que sí estudiaba derecho, y como es hombre de paciencia y perseverante, al fin me encontró al salir de clase de Derecho, alegre, bulliciosa, con mis amigas y desde luego olvidada de él.
Me aprisionó entre las pinzas del interés por lo desconocido y el amor a primera vista. Ya no pude zafarme de él, por más que lo intenté. Con insistencias machacona me esperaba cada día a la salida de clase, pues sabía donde encontrarme y donde yo no podía darle el esquinazo. Conforme yo me mostraba más displicente, me moría ya por dentro de interés por él, pero era un príncipe para una soñadora mendigo, más insistía e insistía. Se ofrecía para llevarme en su deportivo a casa y yo tenía que inventarme obligaciones y recado para que me dejara en el centro de la ciudad cerca de la estación de Guaguas, so pretexto de comprar algo ante de ir a mi casa.
Pero como era un pijito muy caprichoso y muy pertinaz y constante, me montó sin que yo lo notara, una vigilancia de policía secreta con sus amigos íntimos y un día estaba aparcado a mi puerta cuando salí para la Uni.
Casi me obligó a montarme en su coche. Yo para no discutir más mi negativa ante los vecinos, abrí la puerta delantera y cerré de golpe, casi de un portazo. Vamos, le dije, asustada y molesta. Callada fui todo el camino. Él también cayó y respetó mi silencio y mi medio vergüenza. Me dejó en la puerta de la Facultad, me dijo “hasta luego, Sol,” y se fue a aparcar y a sus clases. No apareció aquella tarde y yo temblaba por verle llegar y por no verle venir. Luisa, tan guasona, pero tan intuitiva, me espetó: “Estás muy seria, Sol. Estás enamorada” “Eres tonta, Luisa. Ni me he fijado en él.”
A la mañana siguiente estaba de nuevo en mi puerta. De pie junto al coche y cuando bajé me abrió la portezuela del copiloto.”Buenos días, Sol. Me encanta verte.” Ni una palabra más ni de él ni mía.
Y así fueron cuatro días. Al cuarto yo le pedí que fuera a buscarme a la salida. Que me invitara a un café fuera de la Facultad donde pudiéramos hablar. Y allí, a veces casi llorando, con las lágrimas saltadas, le dije lo imposible de que nos viéramos, lo diferentes que eran nuestras familias, nuestra educación, nuestra clase social.
Él, con un respeto casi de dios, me escuchó en silencio.
Y al terminar sólo me dijo: “Pero tú crees que puedes quererme, al menos un poco. ¿Verdad? Todo lo demás no me importa y lucharé con toda mi alma por superarlo. Yo sí te voy empezando a querer a ti. Deseo conocer más. Que seamos amigos y si Dios y tú quieres que seamos novios primero y paraje para siempre después. Tú eres la mujer que deseo sea la madre de mis hijos. Si tú quieres, de nuestros hijos.”
¿Era aquello una declaración en regla? ¿Estaba enamorado de mí, como yo, ya en lo secreto de mi corazón, lo estaba de él? Todas las noches desde aquél baile, querido amigo Carlos, lo había soñado, lánguida en mi cama, sin poder dormirme.
Bueno, cedí al fin. Seamos amigos, salgamos algunas veces, pero yo se que esta es una aventura que solo va a dejar dolor en el corazón de ambos.
Me arriesgo y procuraré que tú no sufra por ello.
¿Te he aburrido? Cuatro meses después nos hicimos novios formales, aunque ya lo éramos desde hacía mucho tiempo en el corazón. Fue una tarde horrible de tensión que él procuró distender con todas sus ocurrencias y simpatía desbordante, la de ir a su casa y conocer a sus padres. Él ya entraba por la mía con toda naturalidad y ni madre, a pesar de que estaba muy preocupada, lo trataba con mucho cariño. Tus padres son encantadores. Ya verás que buenos y amables son los míos. Y yo me echaba a temblar de solo pensar estar delante e ellos. Sus padres fueron amables y correctos. Su padre hasta algo cariñoso. Su madre algo más distante. Se superó la prueba con aprobadillo. No más.
Pasaron los meses. Estábamos locamente enamorados. El era siempre un encanto conmigo. Un cielo. Y un día que estábamos en su casa y él se ausentó un momento para comprar no sé que cosa, me quedé a solas con Doña Mercedes.
¿Tu has pensado bien si “lo vuestro”, ¡Dios que manera de llamar a nuestro amor y cariño!, tiene futuro? Con tantas diferencias, fue lo bastante discretas o cuca para no nombrarlas, ¿podrá llegar a ser un matrimonio feliz? Cuándo salgáis con amigos o estéis invitados ambas familias juntas ¿no saldrán tensiones y diferencias irreconciliables?
Cuando volvió Claudio yo ya no estaba allí. Lloré sentada en un banco de un paseo, no sé ni cual fue, pues ni me atrevía a volver a casa y contárselo a mis padres. Me buscó como un loco por todas Las Palmas. ¿Qué le has dicho a Sol, mamá? ¡Yo te conozco! Fue cinco veces a mi casa y lloró como un niño en el hombro de mi madre.
Y cuando al fin, a las once de la noche, volví a casa, estaba sentado en el rellano de la escalera, me echo los brazos al cuello y me abrazó y lloró, esta vez como un hombre.
“Sol, ni mi madre, ni mi familia, ni el mundo entero podrán separarme de ti.”
Nos casamos. Su madre aceptó resignada los desniveles entre las dos familias de poderío económico y de abolengo familiar. Pero sobre tolo, lo que más le costó, fueron las diferencias de nivel social. ¿Cómo iba ella a “enseñar” a sus amigos a sus consuegros? ¿Cómo se “portarían” el día de la boda y cómo serían sus parientes e invitados?
Mis padres pasaron carros y carretas para hacerme el matrimonio fácil. Aceptaron todas las indicaciones de Doña Mercedes conforme se fue acercando el día de la boda.
Invitamos, por mi parte, nada más que a hermanos y sus esposas, todos muy aleccionados en cómo debían vestir y portarse. Mi familia, bendita sea, fue una delicia de naturalidad al aceptar todo “para mi felicidad y la de Claudio”, al que quieren mucho, aunque a veces fueron cosas muy gordas. Claudio no cedió ante su madre ni un ápice, y era todo ojos para auscultar en mi cara y mi gesto cada “indiscreción” o “intromisión” de su madre y paliarla lo más posible sin herir a nadie. Tendremos que vivir siempre con ella, es mi madre, yo la quiero mucho y aprenderá a quererte.
Pero a veces veo el rictus torcido de Doña Mercedes cuando hay cosas que no son de su gusto o conveniencias.
¿Por qué no venís a pasar la Nochebuena aquí con todos tus hermanos, Claudio? Esto un día después de anunciar que la Nochebuena la pasaremos en mi casa y Navidad con ellos. Año Nuevo, hemos organizado una fiesta para partir las uvas con los amigos y que sea terreno neutral.
Para que cansarte, Carlos. A veces pienso que fue una gran equivocación casarme con Claudio y que hay motivos y circunstancias que están por encima del amor. Por muy grande que sea el amor, como el mío por Claudio y el de Claudio por Sol.
Un beso muy fuerte, Mary Sol. (Hoy, Carlos, creo más bien que me debía firmar Mary Sombra. Otro beso.)
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11.- "A pesar de todo tu suega te quiere"

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Mi Diario. Reunión del once de septiembre de 2004.

El día 8 fue el santo de María. Lo celebramos en su casa con una pequeña merienda y un regalito para Clara de cada pareja, que está preciosa y ya tiene un mes menos tres días.
María está guapísima pues la maternidad le ha puesto un rostro bellísimo y ya está recuperada del parto.
Vino a esta Reunión tan pancha y su hijita quedó en su casa con su madre, para que no cogida frío por la noche al volver y darle el pecho enseguida pues Clarita no perdona.
Comió, bueno mamó como una desesperada antes de salir para el Madroñal y ya estaba con su boquita abierta esperando con ansias el pezón a María cuando volvió a casa.



A Mary Sol.
Segunda carta.
Querida Sol: a pesar de todo, tu suegra te quiere. Doña Mercedes es además de una buena persona, una mujer inteligente y una madre amorosa. Educada desde niña en las diferencias sociales no puede entender, aunque su fe le diga que todos somos hijos de Dios, que Claudio se haya enamorado tan locamente de una “chica de barrio.”
Pero ella intuye que eres tú quien haces feliz a su hijo, y aún pensando en su conciente que “otra” más igual también le podía haber hecho tan feliz como tú, le cuesta aceptarlo, sobre todo por sus amigas y su statu quo.
Pero si el amor es más fuerte que la muerte, según “El Cantar de Los Cantares,” también y mucho más, lo es que las clases sociales, el dinero o la posición.
Más cuando ya, gracias a Dios, se van borrando esas diferencias, los hijos aceptan con naturalidad las diferencias entre sus abuelos, porque el cariño es el cariño, y a los jóvenes les importa un comino, por lo general, de dónde procede su pareja, con tal de amarse y hacerse felices.
¿Que a veces hay tensiones y diferencias que duelen? Quien lo duda. Pero a veces son otras mucho más duras, sobre todo si se va muriendo o matando el amor.
Sol, no soy nadie para meterme y sólo vosotros debéis tomar la decisión y la determinación, pero os está haciendo falta un “nietecito” que rompa definitivamente la pequeña tensión que aún existe y que la alegría de la vida inunde agradecida y amorosa el corazón de Doña Mercedes.
Sí, ya se que no debía ser así, pero la vida es la vida y “la vida” lo acepta todo y lo lima todo.
Con todo, mientras no esté en vuestros corazones, debes tener fe y luchar por tu matrimonio. Todo se puede superar si hay amor.
Claudio también debe sufrir en algunos momentos, y si le quieres como le quieres, debes procurar mitigar sus cuitas y no aumentarlas con las tuyas. A veces habrá que callar, como si uno no hubiera escuchado u oído nada, a veces hablar que templar gaitas, como no te preocupes, eso son cosas que pasan y no tienen importancia, tu madre es muy generosa y amable conmigo, nos quiere, y sus pequeñas cosas, más de educación que de corazón, no se las vamos a tener ni en cuentan. Otras parejas tienen dificultades más grandes por culpa de sus familias y las superan.
Vosotros, Sol, tenéis la ventaja, inmensa ventaja, que sois, la pareja, de una formación cultural y religiosa muy parecida. Los dos sois universitarios, os habéis criado en un ambiente en que las clases sociales casi no existen, aunque por desgracia existan, vuestra formación religiosa es muy semejante pues mientras Claudio se formaba en los jesuitas, tu madre era una cristiana ejemplar y te educó en casa en talante cristiano y te llevó siempre a la Parroquia a catecumenados y reuniones de formación. Agradéceselo a Dios.
Lucha, no escuches, escucha perdonando y no teniendo en cuenta. Llévate bien con todos, se muy delicada con quien a veces puede herirte devolviendo atenciones y buenas palabras por desplantes y piensa que toda pareja tiene dificultades que superar y que tú no tienes la más difícil.
Sí, ya sé que la pareja no termina en la pareja y que “nos casamos” un poco también con la familia del otro. Y que a veces este casamiento, no deseado, es muy duro. Por eso te exhorto a que vivas en la caridad, el amor, y la concordia, dentro de la compresión y la tolerancia, y que sepas sobretodo que dentro de tu “iglesia doméstica”, tú, tu marido y tus hijos futuros, tu hogar, es el amor, el amor pleno y vivido a tope, que os dará fuerzas par luchar y vencer estas pequeñas dificultades exteriores, que son pequeñas pruebas que Dios permite para acrisolar y purificar, pulir y aumentar vuestro amor.
El amor es fuerte como la muerte. Vence con tu amor esas pequeñas muertes para que tu amor sea todo vida. Y vuestro amor, unión y concordia.
Sólo los magnánimos, los de gran corazón, los pacíficos, serán llamados hijos de Dios.
No lo dudes, Mary Sol, a pesar de todo, tu suegra te quiere.
Un beso cariñosón para ti y un abrazo fuerte para Claudio,
Carlos.

Preguntas:
01.- ¿Pueden las diferencias de “clase” abrir poco a poco un abismo entre el amor de los novios y matrimonio, ya por razones personales, ya por razones familiares, ya por razones de amigos?

02.- ¿Cuál debe ser la actitud de cada uno de los dos miembros de la pareja, el de aparentemente, a los ojos humanos, mayor posición social y el de menor escala en la apreciación de la sociedad?

03.- ¿Pueden superarse las diferencias culturales, el o ella muy cultos y formados, con gustos y refinamientos de clase y educación, y el otro más vulgar, campechano o pueblerino, cuando no algo chabacano o basto?

04.- ¿Y si las diferencias son de creencias o de fe, muy acrecentadas o inamovibles en uno o los dos, o son de creencias y convicciones fuertes y arraigadas en uno, generalmente la mujer, y de descreimiento, agnosticismo, ateismo o incluso odio a la religión del otro?

05.- ¿Cuál de todas ellas creen ustedes que son más difíciles de superar, las intelectuales, las económicas, las culturales, las de educación y finura, las de creencias distintas o fe diversas?

6.- ¿Saben ustedes que pide la Iglesia para poder contraer matrimonio parejas en donde uno de los dos cónyuges es católico y el otro no, y a que se han de comprometer ambas?

7.- ¿Qué dispensa se necesita y quién la concede?

8.- ¿Cuándo existe verdadero sacramento y cuando no, pues el Sacramento debe ser recibido por creyentes en el mismo sacramento y bautizados en la Iglesia?



Reunión de Grupo:
En nuestro grupo no se da este enemigo del amor, las diferencias graves de cultura, nivel familiar, o diferencia de religión o creencias.
Pero así y todo, la reunión fue animada y llena de sugerencias. Tomás tiene un amigo del Colegio, Ernesto, que en la Universidad conoció a una chica monísima, inteligente y encantadora que resultó ser una Sol cualquiera. Era hija de una familia humilde que con gran sacrificio le pagaba los estudios. Lo pasaron mal pero lo fueron superando y hoy en día son una pareja feliz y muy avenida.
Insistió Tomás, que el que había vivido todo su pequeño calvario de incomprensiones y hasta de casi aparentes desprecios que rondaban en vejaciones, vio que toda la superación fue una maravillosa postura de Dolores, la mujer de Ernesto, que se llenó de paciencia, compresión y esperanza, de que todo se superaría como se superó. Nunca reprochó nada a su suegra, siempre hablaba maravillas de ellas, solo las cosas buenas que las había y mucho, de su cariño por Ernesto, de sus atenciones y delicadezas con él, resaltaba hasta el infinito las pequeñísimas cosas de su suegra con ella, tubo siempre el cuidado de hacerle mucho caso en sus insinuaciones, como tratar a Ernesto, nunca decir no a una invitación a su casa aunque a ella le apeteciera más otro plan, ser delicadísima con su suegro, que ella sabía que estaba de su parte, aunque lo disimulaba a veces ara no chocar con su mujer, hacerle caso en todo lo que le recomendó cuando se quedó embarazada, ponerle al bebé ropa regalada por su suegra, aunque no le gustara mucho cuando iban a su casa, dejar que ella fuera la protagonista en el bautismo del niño, rogar a sus padres que se plegaran un poco a la forma de ser de su suegra, para que no hubiera choques familiares, y un tan largo ecetera, ecetera, que me llenaría dos páginas contarlo.
En las diferencias de creencias o religión lo más difícil, dijo Giorgio, que se hizo católico cuando se casó con Chiara, pues el era Anglicano, por familia, lo más difícil es el respeto a la diferencia de las creencias del otro, y el punto crucial clave es la educación de los hijos en la fe católica, como exige la Iglesia para permitir el matrimonio mixto.

Conclusión:

Los Enemigos del amor que están en ellos mismos (o del uno con el otro) y son Intelectuales, como Las diferencias culturales, económicas o religiosas excesivas solo se superan con paciencia casi infinita, compresión total y desinteresada y una esperanza abierta, alentadora y sin límites.
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12.- "De telebasura a pingajo"

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Mi Diario. Reunión del dieciocho de septiembre de 2004. Sábado.

ENEMIGOS DEL AMOR:
Falta de comunicación. La excesiva tele y otros entretenimientos.

Copio la carta del tema.

Mi marido, Gerardo, querido Carlos, es un televidente. Llega del trabajo y mientras se quita la chaqueta y la tira sobre una butaca, deja las llaves, la cartera del dinero, la otra de los papeles, el móvil, que deja de serlo y de estar pegado al oído desde la ocho de la mañana para pasar a ser un muerto que ni se coge aunque suene y resuene, enciende la telemascope, y corriendo se va a la nevera a coger una cerveza, sin vaso claro está, pegarle un sorbo en el pesillo, y tirase en un butacón si vienen los amigos o en el sofá si va a estar solo, durante el partido, que ya está empezado. ¿No sabes cuanto van? Cómo no la has encendido antes para enterarte e informarme cuando llego.
Me siento así saludada, besada, buenas noche cariño, cómo fue la tarde, volviste pronto del super, y todo lo demás de interés por mí, su mujer.
Si vienen los amigotes, cosa muy frecuente pues él es “muy sociable”, las cervezas se desbordan en un montón de latas vacías sobre la mesita de delante del sofá, los gritos de entusiasmos ante un buen pase o tiro a la puerta enemiga, de angustia ante el peligro creado por una buena, para ellos de chamba, jugada de los contrarios, el gol, gooool, copiado infantilmente de la radio o la tele puesto de moda por el “radiador” de turno, el quitarse la palabra porque todos saben perfectamente porque se falló la jugada y qué era lo que debían haber hecho esos torpes jugadores, que no sudan la camiseta bastante para lo que ganan, y cuando muertos de sueño, casi más ebrios de emociones que de cerveza, cogen sus amigos el ascensor, aún entre risotadas y alta palabrería, alta porque rozan el gritos, bajen la voz que hay vecinos durmiendo, me quedan un montón de cosas por recoger, cacahuetes o almendras por los suelos, alguna cerveza derramada en la alfombra, o ceniceros a punto de hundirse por la carga tan voluminoso de colillas.
Me he expresado bien, ¿verdad, Carlos?
Y los sábados por la mañana la playita y el partido de futbito. Y el domingo dónde hay olas para hacer surf, ¿cómo está la Cicer? es el primer parte meteorológico de la mañana.
Y así día tras día, semana tras semana, ya iremos la semana que viene a comer a casa del tus padres, mañana he quedado para ver el campeonato de winsurf en Pasito Blanco.
Y la vida entera.
Y si no hay fútbol en la tele es una película muy buena que dan por “Canal Infernal” como yo le llamo y si no ya se las arregla para pasar por el videoclub y traerse una estupenda.
Tengo enmohecida la lengua y casi paralizada la mente de tanto “no comunicarme con él”, de ya no comunicarnos ni tener nada de que hablar, sino es para saber si aún queda dinero en el cajero o si le eché gasolina al coche. Como ves problemas trascendentales en la vida de nuestra pareja.
¿Dónde está aquellas conversaciones interminables llenas de interés y cariño, aquellos planes juntos, aquel soñar despiertos en cuando pudiéramos hacer , juntos, siempre juntos, aquel viaje, comprar aquel detalle para la casa, ver aquella película, ir a cenar a aquél restaurante romántico y a bailar a aquella terraza donde ponían música lenta y podíamos bailar casi toda la noche uno en brazo del otro, dejando caer mi cabeza en su hombro mientras él me besaba muy suavemente el pelo y me apretaba contra su pecho rodeándome con su brazo la espalda?
¡Con todo lo que durante novios se nos quedó en el tintero para después del matrimonio ir desmenuzándolo poco a poco, rumiándolo juntos, ilusionándonos juntos, para vivirlo juntos!
¿Dónde están todos esos momentos, todos esos ratos, todas esas palabras, todas esas comunicaciones para hacer uno sólo nuestro pensamiento como uno sólo era nuestro amor, nuestra sexualidad y nuestro corazón?
¡Cuántas palabras muertas antes de ser pronunciadas, cuántos diálogos no nacidos, cuántos pareceres diferenciados de ambos sin cotejar ni constatar, cómo se ha ido levantando esta muralla de indiferencia a lo que piensa, desea, apetece o gusta al otro!
Y para defenderme y no aburrirme en mi soledad compartida solo en la cohabitación matrimonial, Carlos, creo que me estoy convirtiendo en otra teleforofa, teledrogata, teleadicta, porque ya me he puesto una tele pequeñita en la cocina para ver el culebrón de turno o la telebasura rosa de cada noche con los cotilleos sociales de cada hora y la venta de las intimidades, hasta de las bragas, perdón por la expresión, de las bellísimas y reputadas pájaras cazafortunas del momento o de los pijos trepa camas de turno.
¿Cómo podemos romper esta atadura de la telebasura que nos está convirtiendo en personas basuras?
Espero tus noticias. Un beso fuerte,
Margarita.

Preguntas:

1º.- ¿Puede la tele y sus mal llamados programas llegar a ser una droga sin poderse separar de ella, ajustando todo los demás actos y compromisos de la vida a que no coincidan con “mi programa”, sea fútbol, deportes, telenovelas y folletines, cine-basura, pornografía y sexo, e inclusos programas de más calidad como algunos culturales, culinarios, deportivos, de ciencia, de la naturaleza, etc.?

2.- ¿Puede incluso la información hacer adictos a telediarios, informativos, periódicos, tertulias, o foros y chateo?

3.- ¿No son hoy en día “teleadesivos” o “teleinternet” muchisimas personas desde muy pequeños que están encadenados a sus pantallas sin poder despegarse de ellas so pena de morir d infarto y dolor, y esto desde muy pequeños en edad, enganchados sin remedio?

4.- ¿No será necesario hacer una reorganización de nuestra mente y “valores” para jerarquizarlos según su propio valor y bien para nosotros, en cultura, salud, distracción etc y o dejarnos llevar por los más fáciles o apetecibles?

5.- Es necesario educar la mente para valorar bien lo que se ve y entra en nosotros y la voluntad par aceptar lo bueno y plausible y rechazar, apagando la pantalla y el televisor, lo que si no nos hace daño por lo menos no nos enriquece en nada y nos deja vacíos de valores.

6.- En los programas de evasión o entretenimiento, en los que se busca el descanso de la mente y el cuerpo, que a veces son necesarios o convenientes, hay también que buscar un equilibrio de calidad y buen gusto.
Reunión del Grupo:
¡Un televisor en cada cuarto! ¡Un programa distinto en cada televisor! ¿Una conexión A DSL a Internet para chatear y perder el tiempo en horas interminables, diciéndose pijadas, estupideces y hasta guarrerías!
De cada cien espectadores uno inteligente y no de mente plana y abotargado. Cien señoras apegadas a las telenovelas de turno, con sus líos sentimentales y absurdos, casi siempre entre engaños, cuernos, con perdón, ambiciones desmadradas y zancadillas entre parientes, amigos o familiares. Televisores en la cocina para no perderse la serie, llorona, ramplona y sensiblera. Dios mío a qué aberraciones hemos llegado cuando los programas rosados del cotilleo y el destape de las vergüenzas ajenas superan en todas las cadenas los culturales, informativos, ¿informativos o desinformativos?, teatro, buen cine y no cine basura, aunque puede ser de cualquier tema con alta calidad, de ciencias naturales o de la naturaleza, etc… pues hay mil temas interesantísimos que atraen y distraen con calidad.
Fueron muchas las opiniones, las aportaciones y hasta los puntos de vista complementarios y aún un poco distintos que no mencionaré porque sería interminable.


Conclusión:
Hay que tener una actitud crítica ante todo lo que se nos viene encima, por la vista, el oído o los demás sentidos, y una voluntad de hierro para aceptar los dictamen de la razón, buscando siempre solo la verdad y el bien, tanto para nosotros mismos como para los demás.
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13.- "La Torre de Babel"

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ENEMIGOS DEL AMOR.
La incomprensión mutua. (O de uno sobre el otro)

Mi Diario. Reunión del dos de octubre de 2004. Sábado.

Carta Jenifer:
Querida Elena: Aunque esta carta es para los dos me dirijo a ti porque como mujer sabrás comprenderme mejor.
Mi marido, Federico es mi “torre de Babel”. Y yo la suya. Ni nos entendemos, ni nos escuchamos ya. Lo que el me dice es chino para mí y lo que yo le cuento ni lo escucha pues siempre está pensando en su trabajo, en sus problemas, en sus partidos de paletas, en su coche y sus últimos embellecedores o en sus xx, espero que no sea en compañeras de trabajo o empleadas.
Bueno eso creo que no pues siempre me ha sido fiel, muy fiel y a pesar de este batí burrillo que nos hemos montado parece que sigue muy enamorado de mí. Apasionado sí que lo es y mi cuerpo le atrae una barbaridad bárbara. No puede dormirse sin unas caricias íntimas y unos besos en mi piel.
Pero entendernos lo que se dice entendernos, ni jota. La verdad es que a mí me interesan más mis partidas de Brig con mis amigas y el campeonato que nos hemos montado los jueves por las tardes, o el gimnasio por las mañanas, el masajista está como un ten, pero ojo, yo tampoco lo veo como objeto sexual sino con ojos de mujer que sabe lo que está bueno, no, no lo engaño ni siquiera con el deseo, o en plan ya serio los Colegios de los niños, Elenita va fatal con las matemáticas y “la seño”, Cristina, me ha dicho que desde luego no va a aprobar, y Francis, que es lo más estudioso, callado en clase, atento, inteligente y servicial, buen amigo y compañero que pueda darse, según Don José Luis Barbastro, su profesor y tutor en el Colegio “El Robledar” del Opus.
No pensamos igual en casi nada o en nada. En las cosas de la casa él me deja hacer lo que quiera, pues ni se mete ni le interesa. Sabe bien que yo tengo un gusto excelente, mis amigas dicen que exquisito, y que nuestra casa está preciosa y siempre original y bien decorada. En los coches, marcas, televisores y demás aparatos y cachivaches electrónicos el es el rey. Pero en la educación de los hijos, en a donde ir a divertirnos juntos, en con qué amigos salir o pasar el domingo, en las cosas que pasan y en las opiniones sobre los acontecimientos, en política no, pues yo ni entiendo ni quiero entender y con tal que sea un partido que no ataque mis principios religiosos ni mi fe, me traen sin cuidado en la economía, en la que él si entiende, y yo me dejo arrastrar por él, en las demás cosas, siempre estamos en desacuerdo. Fulano o mengana para él son dos “desgraciadillos” y para mí dos personas maravillosas. Gastamos mucha electricidad o agua, el jardín se lleva un puñado de euros mensuales entre el césped y las flores, y ates había que haber echo el taller para mis trabajos que la cuesta y la entrada para coches de la finca, todo lo vas dejando por cualquier lugar de la casa, quítame esas carpetas de encima del sofá, nunca tengo sitio para mis cosas, las películas o los compás son feísimos encima de esa librería tan preciosa de la sala de estar, porqué te pones esos pantalones nuevos para casa, no llevas los zapatos bien limpios a Misa, mis amigas te pueden ver en bata o con la camisa arrugada o manchada de pintura, cómo vas en el coche sin limpiar que ha llovido y está lleno de círculos de gotas secas, las tripas de ese enchufe que dijiste que ibas a arreglar llevan tres meses fuera, ya te has cambiado cuatro veces antes de salir, mujer, y vamos a llegar tarde, llevas treinta minutos en el espejo, me duelo la cintura con lumbago, pues a mí más la espalda y el hombro y no me quejo, “ve al médico”, y tantas y tantas desavenencias por cosas tan pequeñas que no sé cuando vamos a coincidir en algo y a estar de acuerdo a la primera. Bueno, ¿hay alguna receta para que no discutamos tanto y para que nos pongamos de acuerdo con más facilidad?
¿Se puede llegar a convivir sin discutir y sin estar a la greña siempre?
¿Tengo que ceder yo siempre para estar de acuerdo y debo hacerle el gusto cada vez que se empeña en algo?
¿Por qué hay cosas que al no interesarme a mí él debe olvidarlas, no desearlas y que no le apetezcan o aguantarse ya que yo “no tengo ganas” o paso olímpicamente porque ya me entiendes, la menopausia me ha dejado sin interés ninguno por ellas?
¿Dónde está el lugar de encuentros, la paz, la concordia y la tranquilidad del hogar para que no sea una guerra a la que a veces asisten asombraos nuestros hijos?
¿Pero es qué papá “YA” no te quiere, me preguntó el otro día Elenita con lágrimas en los ojos, mientras Francis huye a su habitación y se encierra en ella poniendo la música a todo volumen para acallar sus pensamientos y emborracharse de sonidos y no escucharnos?
Díme, Elena ¿hay remedio para esto? Contéstame pronto.
Un abrazo muy fuerte para ti y para tu marido. A lo mejor sería bueno reunirnos los cuatro y hablarlo sinceramente y sin tapujos, pues yo sé que Federico me quiere y quiere una familia unida y feliz.
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14.- "Raúl es un carota. Los viernes son suyos"

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ENEMIGOS DEL AMOR.
El machismo y el feminismo.

Mi Diario. Reunión del dieciséis de octubre de 2004. Sábado.
De Noemí.

La reunión de hoy sobre el machismo y el feminismo casi termina a tortas. Bueno es una grandísima exageración para expresar lo apasionados que estuvimos todos al defender nuestras opiniones, féminas, nunca mejor dicho, y varones. Pero copio primero la carta de Noemí a Carlos como todas las reuniones.

Carta de Noemí a Carlos.
Ayer, querido Carlos, me acordé de ti y del Cursillo que hicimos el año pasado. ¿Te acuerdas tú de nosotros? Raúl, que sigue tan caradura como entonces, apenas apareció por el cursillo. Que si trabajaba de noche, que si tenía que hacer horas extras, todo eran disculpas para no ir. Fue el primer día, le gustó, pero no tanto como para volver. Apenas le pude convencer para que viniera el último día a recoger la “tarjeta de asistencia” y a no dejarme sola en el paseíllo hasta mis monitores para recogerla y para recoger la rosa roja y Los Evangelios bajo la música de la “Marcha Nupcial”.
Menos mal que vino, pues yo no esperaba que fuera así y me hubiera quedado muy chafada si hubiera ido sola.
Recuerdo que tú cuando te dije que no podía venir el segundo día me dijiste: No hubo manara de convencerle ¿Verdad? Lo calaste hasta el fondo al primer día.
También recuerdo que me llamaste a un aparte al día siguiente, ven un poco antes, por favor, y hablamos, cuando yo en la reunión de grupo dije que él era un poco machista y que siempre me decía que todo para mí, pero que la noche de los viernes me despidiera ya desde novios y luego de casados, porque los viernes son para mí con “mis amigos”.Tenlo en cuenta.
Y yo, ingenuamente, añadí: pero no importa, desde que se case yo ya lo convenceré.
A día siguiente, con cariño y prudencia, con mucho tacto para no herir mi simpleza, me dijiste que el que se casa con condiciones impuestas, ni cambia ni cambiará nunca. Que lo más probable es que la “cosa” vaya a más.
Y vaya si ha ido. Yo no se si al cabo de unos meses o más, sus días se fueron extendiendo, con su dinero también, que a veces era el mío, de mi trabajo, y hoy, Carlos, creo que sólo un día es para mí y el resto para sus amigos.
Que si hoy jugamos al futbito, que si mañana nos reunimos a celebrar el santo de Juan y a tomar unas copas, que si este domingo vamos al Norte a hacer Surf, que si… que si…
Todo muy sano al principio. Muy deportivo o muy entre amigos.
Luego llegó el tiempo de volver cada noche más tarde, algunas con olor fuerte a cerveza y a otros alcoholes, a no tener apetencias de mí en la cama y a dormirse cuando llegaba como un tronco, tras una escena de mal humor. Creo que ha habido amiguitas, hoy hay tantas dispuestas a una aventurilla, con casados mejor, que son más discretos, que no hace falta que sea en “el barrio” de rigor.
Pero ahí no acaba todo. Con su “independencia” recobrada aumentó sin limites, rápida y progresivamente, su machismo.
Sus imposiciones, sus exigencias, sus ya “te lo dije y lo haces así,” sus “eso no lo hagas, ni vas hoy a casa de tu madre que vengo con unos amigos a ver el fútbol,” yo criada, su “tráeme una cerveza de la nevera,” mientras repantigado ve el partido tirado en un sillón, sus… sus…
Y estas exigencias van subiendo de grado y de intensidad. A veces grita y hasta me amenaza levantándome la mano, aunque gracias a Dios, nunca la ha llegado a bajar.
Pero le tengo perdido, completamente perdido. Yo me he convertido poco a poco en solo una sirvienta sin sueldo durante el día, y una “putita”, perdona la palabra, baratísima, si tiene ganas, durante la noche. Un puro objeto de servicio exclusivo para él, y para sus amigos cuando vienen a ver el fútbol, y de placer cuando se “calienta”, a veces viendo revistas o quizás y sin quizás, pensando en otra, a cualquier hora del día o la noche. Soy un simple objeto. Un pañuelo que se usa cuando te conviene y que como clinex se tira a la basura ya usado.
Estoy aturdida, desesperada, temerosa, asustada, vejada, en una palabra “prostituida” en mi matrimonio por mucho Sacramento que me echaran encima.
Quiero dejarlo y no me atrevo. Me da pena por nuestra pequeña Sara, que no tiene culpa ni de que su padre sea un machista sinvergüenza ni de que su madre haya sido tan simple e idiota, tan cegada para enamorase de un tipo así y tan ignorante e ingenua como para creer que lo podría cambiar.
Me encantaría verte y charlar contigo. Y aunque sé que al final me dirás que sopese todos los pro y los contra y que sólo yo he de tomar mis propias decisiones, que nadie debe ni puede tomarlas por mí, necesito alguien con quién hablar que me escuche pacientemente mientras calla, y con quién desahogarme, en quién confiar y a quién escuchar, mientras escucho ávidamente y mientras callo.
Puedes llamarme. Como sé que habrás perdido mi teléfono que además cambió y yo conservo tu dirección en la hoja de todas las parejas, su fecha de boda y sus teléfonos, te escribo confiadamente por el cariño e interés con que nos trataste y te doy mi teléfono para que por favor me llames y hablar contigo y con Elena.
Todo te lo agradezco ya de antemano porque sólo poder vaciarme en alguien ya será una liberación. Apunta 9287676xx.
Un abrazo fuerte y cariñoso para ti y Elena, Noemí.
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15.- "Tu dios no es seguramente Dios"

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TEMA AUN NO TERMINADO
A Naira.
“Tu dios no es seguramente Dios”.

Te has hecho un dios a tu imagen y semejanza.

ENEMIGOS DEL AMOR.
Volitivas: (enemigos en la voluntad)

Mi Diario. Reunión del treinta de octubre de 2004.
EL EGOISMO.
Ver “A tu imagen y semejanza, un dios chiquitito”

Principios de cómo somos naturalmente para poder centrar los temas.
La naturaleza de nuestra mente, nuestra voluntad y nuestro corazón.

Me decías ayer, saltando de tema en tema, sin detenerte, sin acaparar y sin exprimir ninguno, mariposeando por todos y antes de hacer luz sobre nada saltando ya a otro tema, me decías ayer, que nuestro pensamiento era muy poco abierto y que no admitíamos más verdad que nuestra verdad, cuando la verdad podía ser varia y estar en varios pensamientos o concepciones a la par.
Voy a empezar por poner algunos principios, filosóficos, estructurales del ser humano, es decir, de su propia estructura o naturaleza, para fundamentar lo que te digo y no caer en ese eclecticismo en que nada tu mente, y en ese relativismo en que naufraga tu corazón.

No cedes nada, todo lo exiges.
Sin dar nada, exigiéndolo todo ahora y sin espera.
Y a tus egoísmos, llamas amor.

Si alguno ha querido pasar de la convivencia placentera de tus sábanas al compromiso y la responsabilidad de vida compartida, pareja humana estable, al menos natural, matrimonio natural, o aspirando a legalizarlo cristiano en la ley y la sociedad envolvente, tú no te has movido un ápice varada en tu insegura seguridad, y le has exigido que entrara por tus exigencias, para no perder tus ancladas seguridades, sin ductilidad alguna, sin ceder nada, teniendo sólo él que cambiar vida, trabajo, residencia, amigos, parientes, y costumbres, también medio de vida, para adaptarse a ti y a tus circunstancias, que son tu trabajo frágil y precario pero seguro por ahora, y tu vida hecha en tus costumbres, sin necesidades creadas, casi sin gastos y con tus dos hijos varones en sus colegios y con su educación tan peculiar como tu misma.
Y lo curiosa es que conforme has llegado a entregar el cuerpo, y tus sexualidad siempre desbordante y desbordada, se te han ido escapando, muriendo o matándolos.
Parecía más bien una conquista, una posesión, un pertenencia, un sometimiento a ti, que una entrega tuya y de ti. Aunque tu pomposamente lo llamas amor y estar enamorada, yo dudo bastante que no sea una manera disimulada de vestir y revestir tu santo egoísmo.
El hombre y la mujer no son un saco de sexualidad a la que parece que tú, a veces, los reduces.

La contemplación
Y te refugias en el nirvana de la ensoñada contemplación oriental.
Dios, nuestro Dios, es un Dios de vida y plenitud y la mística cristiana es el alma y el cuerpo, la persona entera elevada y llena de la plenitud de Dios. No de su divinidad en abstracto, nuestro Dios es un Dios personal. Es por tanto una unión personal, de personas, en plenitud. De una persona humana, alma y cuerpo, con tres Personas divinas, Santísima Trinidad, vida íntima y perfecta de Dios en sí mismo y todo en la plenitud del Amor.
Sí, Dios es quietud, porque Dios es Inmutable. En El no hay cambio posible como no hay antes ni después. Es la eternidad del presente. Pero Dios es acción porque Dios es vida. Y es vida siendo solo amor. Y es todo, quietud, acción, presente, eternidad, vida, luz, amor sin cambiar nada. Ni Dios mora en el vacío, en la nada, en el nirvana, o en el inmovilismo del hombre que vacía su mente y para su corazón en la quietud del no ser.
La Divinidad, la divinidad de Dios es Él mismo. Y por tanto su plenitud. Y no viene a llenar el hueco que le hagamos en un vacío de nosotros mismos. Viene a llenar nuestra propia plenitud con su plenitud, impregnándola sin confundirla. Elevándonos hasta Sí, sin tener que bajar hasta nosotros.
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16.- "Nuestra vida no es un ordenador, Laura"

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ENEMIGOS DEL AMOR.
Excesivo voluntarismo.
La programación personal o matrimonial excesiva.


Mi Diario. Reunión del trece de noviembre de 2004.

Va la carta de a reunión.
Carta de Carmelo a Carlos.
Laura, mi mujer es casi un ordenador. Y yo que soy un desprogramado, un espontáneo, un vitalista, un extrovertido, pero un apasionado de la vida y de sus sorpresas, de vivirla como una aventura, de exprimirla como un limón, no quepo en él, en su ordenador.
Como tanto ella como yo hemos tenido la fe casi en la punta de los pies desde que salimos de los curas y las monjas, cuando nos conocimos y nos hicimos novios, al cabo de los tres o cuatro meses nos pareció lo más natural del mundo irnos a vivir juntos.
Además ella estaba embarazada y ya venía de camino Isabelilla. Era una sola casa, yo vivía independiente de mis padres por trabajo, ellos en la Calzada, casi en Las Margaritas, arriba del todo, y yo me estaba terminando de comprar un piso en la trasera del Paseo Marítimo.
Al fin Laura decidió, antes de programar un segundo hijo, pasar por la Vicaría. Bautizar a Isabelilla, deseo ardiente de la devota abuela paterna, me lo ha suplicado mil veces, Carmelo, esa niña no puede estar sin bautizar, como una “morita”, hay que cristianarla, que es como debe ser, hija de Dios, y no una pagada cualquiera, de casi la misma opinión era su otra abuela, la madre de Laura, y así se decidió celebrar la Boda y el Bautizo el mismo día y a la misma hora.
Creo que ella lo apuntó así en su Ordenador Portátil, que la sigue a todas partes y hasta sospecho que le es más fiel que yo. Y desde entonces ordenado estaba, de obligado cumplimiento.
Fuimos al Cursillo en El Madroñal. Yo hablaba por los codos y parecía que era la voz de la Iglesia, de tanto reverdecerme los días de escuela de Don Bosco, en Los Salesianos.
Ella callaba y creo que también se le fueron avivando las vivencias cristianas de su infancia, también con Las Salesianas, en el Colegio de “El Árbol Bonito”, como lo conocía todo el mundo, aunque se llamara de “María Auxiliadora.”
La Pareja de Monitores, Feliz y Any, nos fichó. Éramos una pareja con fe, medio muerta sí, pero resucitable, a poco que se soplara en la mecha que aún humeaba.
Me hablaron, en un aparte, y la verdad que yo lo estaba deseando. Las reuniones me habían entusiasmado, había aprendido mucho, mi mecha estaba brillante y luminosa, y ayudar a otros me parecía no sólo deseable sino casi obligatorio para mi conciencia y solidaridad. Yo podía y debía entregarme un poco a los demás, a fondo perdido. Como me dijo Feliz sin remuneración crematística alguna, sólo esperando el amor de Dios, nuestro Padre.
Cuando tímidamente se lo propuse a Laura, me di cuenta que no estaba en el programa de su mente, que no entraba para nada en sus planes ni en su programación, fría e interesada en la eficacia de nuestras vidas ajustadas a horarios y zarandajas.
Ella YA tenía programado, tras la boda y el bautizo, la búsqueda del segundo hijo, bueno, ella no le llamaba deseo, búsqueda o anhelo de maternidad, sino realización de sus fines personales. Dos hijos, crecimiento cero o un poco por debajo de cero. Por tanto no había tiempo, ni deseo, creo yo, de colaboración o compromiso. El segundo vástago sería un retoño nacido más del ordenador que de nuestro amor, y por tanto muy posiblemente con algunos cables enrevesados.
Hay que compaginarlo con mi trabajo y con el suyo, con el Colegio de Isabelilla y con el gimnasio, el fouting, la peluquería, el supermercado semanal, la visita a sus o mis padres cada quince días, las salidas con los amigos los fines de semana o las vacaciones anuales.
Laura, te felicito. Hemos dejado de ser humano y dúctiles para ser máquinas e inflexibles. Me siento programado y probablemente dentro de un CD, gravado como copia de seguridad. Sin sentimientos, pero sin sufrimientos ni alegrías. Gracias, Laura.
Desde mi chip, Carlos, un saludo cariñoso.
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17.- "¿Por qué me faltas al respeto y me gritas?"

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ENEMIGOS DEL AMOR.
Afectivas: (corazón)
Falta de respeto mutuo.

Mi Diario. Reunión del veinte de noviembre de 2004. Sábado.

No soy sorda, Ramón.









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18.- "Vuelve a nosotros es tus ojos misericordiosos"

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La Virgen María.

Mi Diario. Reunión del cuatro de diciembre de 2004. Sábado.

Como se acerca el día de la Inmaculada en la reunión pasada quedamos con Elena y Carlos en tratar el tema de la Virgen María en nuestras vidas. Nuestra relación con ella, su influencia en nosotros y en especial en el grupo, para la que es su centro y ayuda.
“Vuelve a nosotros esos tus ojos, misericordiosos” se va a llamar el tema, y tendrá como fondo, cómo nos ve María como novios, ella que fue, nos dijo Carlos, la maravillosa novia de José.

Esta es la fotocopia de la
Carta de Bernardo. :
Puerta de Tierra. Vistahermosa. Cádiz. 8 de diciembre de 1948
He de decirte, amigo Carlos, que desde muy joven mi corazón perteneció por entero a la Madre de Jesús. En mi Colegio, San Felipe Neri, de los Marianistas, desde parvulitos, a nosotros nos llamaban “primera”, nos fueron inculcando que María era nuestra Madre del Cielo y que teníamos que quererla mucho. En clase, al entrar y al salir siempre se rezaba una “Ave María”. Y era raro el día que al entrar en el Colegio despu´s de comer no nos desviáramos por un pasillo lateral de la entrada para entrar en la Iglesia y saludar a Jesús y a la Virgen que presidía el altar. A mi me llevaba mi hermano mayor; Guillermo que era el que nos traía desde casa al Colegio, que estaba a diez minutos andando. Como era bastante pequeño y casi no sabía rezar solo la miraba y le decía “te quiero mucho, mamá”
Fueron pasando los años y de Cruzado, soldado de Cristo, pasé a Aspirante en la Congregación de María Inmaculada, que era la aspiración de muchos y para la cual había que ser elegido.
Para mí fue una alegría inmensa, quizás la más grande, dentro de mis catorce años. Ella, la Madre de Jesús, se había fijado en mí.
He de decirte que en casa éramos una familia cristiana normal, de misa dominical y rezo al levantarse y acostarse. Pero no mucho más, sino costumbres “de gente de bien”, como se decía entonces.
Un año después fui admitido a Congregante, “ya me podía consagrar a María” y el día de las promesas y de la consagración fue de nuevo otro día muy feliz. Me impusieron una medalla de María, “María Duce religionae et patriae” María Capitana de la religión y de la patria, con un cordón azul y blanco que la sostenía.
Desde aquel día mi vida tubo un talante especial. Me sentí querido, protegido y mirado con ojos de misericordia por la Madre de Dios. Con la naturalidad de un hijo con su madre yo me dirigía a Ella, “Nova bellum elegit Dominum”, y con la naturalidad de hijo sentía su protección y amparo, en mi camino de amor a Cristo. Eran gestos sencillos, peticiones pequeñas y cortas, o agradecimientos espontáneos de una solo palabra como gracias Madre, gracias, María.
Así transcurría la vida mezclándola en todas sus circunstancias. Como pequeño aún en el amor, y apegado a mis necesidades, no es esta la actitud del niño ante su padre, un poco egoísta e interesada, más llena de peticiones que de servicios, a Ella acudía no solo en mis necesidades ante las dificultades y porqué negarlo y tentaciones del alma sino también en las puramente materiales, que ganemos este partido, que me mire aquella chica, no son así los primeros enamoramientos o me gusta esa niña, veraneante de Córdoba o Sevilla, que me salga bien este examen. Porqué admirarse. ¿no era Ella mi Madre y era esa un poco su misión o papel?
Así pasaron los años de mis estudios de bachillerato. Cuando llegué a quinto, decidí irme a Madrid para hacer dos años en uno, sexto y séptimo, después revalidad, aún no existía el Preu que ya cogieron mis compañeros como primeriza promoción, en el Instituto San Isidro, por libre, y tras varias peripecias que ya te contaré, llegué a la prueba final, la Revalida. Universidad vieja de San Bernardo, en el centro del Madrid antiguo y creo que Austria. Mi hermano Jorge estudiaba derecho allí.
Iban pasando las pruebas, escrito y admitido para el oral. En el examen de Ciencia, Biología y Ciencias Naturales, sentado en los bancos de madera alargados y continuos, desde casi el gallinero del aula, veía el estrado, inmenso, de madera, con una inmensa mesa también, ancha de dos metros, larga de cuatro o cinco, donde tres o cuatro catedráticos o profesores de la Universidad iban llamando por la lista de los ajusticiados a los pobres examinandos que nos refugiados en los altos, largos y viejos bancos.
Allí esperaba yo entre dos chicas que acababa de conocer y un chico que también venía del San Isidro. Yo jugueteaba con mi medalla de congregante que hacía años había perdido su cordón azul celeste y blanco, pero que jamás se había separado de mi bolsillo.
¿Qué es eso? Me preguntó Isabela, que era la chica que estaba a mi derecha, esperando conmigo. Mi medalla de Congregante. Y para qué te sirve? Añadió. Fue como una inspiración o impulso sin pensarlo. Cogí el grueso librote de SM de Ciencias Naturales, cerrado encima del pupitre y introduje la medalla entre sus hojas y lo abrí de golpe. “Algas, hongos y líquenes” era el título de la pregunta La leímos en alo, a media voz, los cuatro. Sonó mi nombre bajé los largos y sonoros escalones. Siéntese, por favor. Y me senté frente a mi examinador y juez. Me miró casi sonriente. Hábleme de las algas, hongos y líquenes, me dijo fijándose en el programa temario que tenía delante. Fueron unos segundos solo en los que crucé mi mirada con mis tres nuevos amigos. Sonreían. Volví a mi sitio a esperar que llamaran a mis compañeros. Bajó tras tres o cuatro más, Luisa y luego Félix. Un cuarto de hora después le tocó a Inés con el mismo profeso que a mí. Algas, hongos y líquenes. Por lo visto era una pregunta que le gustaba y repetía mucha frecuencia, según nos pudimos enterar después.
Cuando subió Isabela me besó fuerte. En la mejilla, no te escandalices.
No te comento más, Carlos. Solo te diré que os fuimos a tomar una cerveza y unos bocadillos de calamares al Madrid viejo. Me gustaría saber qué ha sido de Isabela, Luisa y Félix.
Y no creo en la suerte ni en el azar. Sólo ceo en la providencia de Dios, en su cuidado de Padre con nosotros sus hijos, y a mi corazón, en su providencia a través de su Madre y mi Madre. No hay providencia solo ara las cosas grandes. Los padres y las madres se tiene que ocupar mucho más de las cosas pequeñas de sus hijos y más cuanto más pequeños son. Y para la santidad y perfección de un Dios infinito, todos somos niños casi de pecho. Y aún cada da y todos los días siento sobre mí su amor de predilección inmerecido y que cada momento vuelve a mirarme con esos sus ojos, MISERICORDIOSOS.

Reunión de grupo:

Al terminar Giorgio carraspeó la guitarra y empezó a cantar una Salve Medieval en canto gregoriano.

A los cantos ceslestiales, ¡oh Virgen pia!
Respondemos los mortales, ¡Ave María!

Dios te salve Reina y Madre
De piedad y de consuelo,
Dulce vida, fiel anhelo
Para el pobre pecador,
Dios te salve a ti llamamos
Los mortales hijos de Eva
Y con lágrimas regamos
Este valle de dolor.

A los cantos celestiales…..

Ea pues Señora nuestra,
Nuestra Reina y Abogada,
Vuelve tu, la tu mirada
De cariño maternal,
Y después de este destierro
Muéstranos en lo infinito
A Jesús fruto bendito
De tu vientre virginal.

A los cantos celestiles….


Oh clemente, dulce y pia
Ruega tu Virgen María
Por el pobre pecador,
Con el fin de que gozemos
En moradas venturosas
Las promesas generosas
De Jesús nuestro Señor.

A los cantos celestiales, ¡OH Virgen pía!
Respondemos los mortales, ¡ave María!
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19.- "Jesús nació en Orcasitas"

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19.- “Jesús nació en Orcasitas” (Barrio extremo de Madrid)
Una visión cristiana de la navidad para la pareja joven.
Otro tema extra, pero deseado por todos.

Mi Diario. Reunión del dieciocho de diciembre de 2004. Sábado.

Cómo se ha ido el trimestre, ¡Dios mío! Si parece que acabamos de volver del veraneo. Y ya estamos en Navidad. Pasó Adviento, entre preparación del corazón para recibir al Salvador, con alegría y júbilo, entre penitencias alegres y esfuerzo por cumplir a voluntad de Dios en todas nuestras obras y en todas nuestras acciones, con espíritu plenamente evangélico “Cuando hagáis penitencia no hagáis como los fariseos y plublicanos…. Poned cara legre, lavaos la cara

Segunda carta de Bernardo.
Querido Carlos:
Han pasado los años desde aquellos días felices de mi entrega a María, la Madre de Jesús, aquellos días de guardar con celo “bajo tu amparo, Santa Madre Dios” el gran tesoro que llevamos en vaso frágil de la limpieza de corazón y la pureza del alma. Quien mejor que Ella, inmaculada a los ojos de Dios, para salvaguardar nuestra pureza de alma y corazón.
¡Pureza! Que palabra más evitada por los hombres de hoy. Hasta por los sacerdotes en sus prédicas. Parece que les da vergüenza hablar de ella, como si lo normal fuera el enfangamiento del corazón. Cayó en desprestigio. Sin embargo “Ella te aplastará la cabeza” y “¡todo un Dios se recrea, en tu bendita pureza!” Nova bellum elegit Dominum”
Dios le sigue eligiendo para toda nueva batalla en el alma y en el cuerpo “de los límpios de corazón que verán a Dios”.
Sí pasaron los años y tras el bachillerato comenzó la carrera Universitaria, las mañanas en la Uni, las tardes estudiando o consultando y leyendo en la Biblioteca Nacional del Paseo de la Castellana, entre mil trabajos y tesinas, tesis y demás estrujamientos del cerebro.
Se acercaban las Navidades y el Padre José María, un antiguo profesor mío, del Colegio San Felipe, que ahora regentaba, llevaba una Parroquia en uno de los barrios de chavolas muy pobres de Madrid, llenos de emigrantes interiores de otras provincias, el alubión de la huída del campo para buscar trabajo y prosperidad en la capital, engordando y engordando por encima de sus posibilidades de absorción, nos invitó a José Antonio, Pablo, Nemesio y a mí, a pasar las Navidades en Orcasitas, su barrio periférico y ayudarle en aquellas vacaciones con la desbandada de niños y jóvenes que vagabundeaban el barrio sin ada que hacer al terminar las clases.
Éramos un pequeño grupo de Congregantes de Cádiz y de otros Colegios que nos seguíamos viendo y reuniendo tras la misa del sábado, y que de cuando en cuando los domingos que no estábamos agobiados de estudios y trabajos acudíamos a su Parroquia a ayudarle un poco. Conocíamos pues el ambiente y las buenas gentes de barrio.
En vez de bajar a Cádiz, ya no vivía mi santa madre y habiéndose casado mi padre por segunda vez no me era tan apetecible volver, acepté agradecidamente.
Saco de dormir, había que dormir en el suelo de su chavola, El Padre José María vivía como uno más de ellos, sobre el húmedo barro endurecido por las pisadas de sus pobres habitantes. El frío húmedo, mojado o empapado mejor, se pegaba al saco e dormir, traspasaba sus plásticos y acolchados y se metía en los huesos impidiéndote dormir hasta que el cansancio te cerraba los ojos. A la mañana siguiente, con sueño infinito, pero con alegría aun mayor y rebosante, nos levantábamos deseando volver al contacto cálido y afectuoso de sus gentes.
Fueron y son las Navidades más hermosas de mi vida.
La noche de Nochebuena nos invitaron a su casa, bueno a su chavola, Pepón, bueno se llamaba Pepe y era el jefe del Partido comunista del barrio, pero nosotros le llamábamos Pepón recordando al Don Camilo y Pepón de Guareci , y su mujer Felisa, asturiana, refugiada en Orcasitas con él, tras ser abandonada por su marido “por la Iglesia”, y tras dos o tres años de tiras y aflojas, enamorada de Pepe, que desde el principio de conocerla haá sido un verdadero protector de ella y un afanado y buen padres de sus dos “huérfanos” hijos, se vino a vivir con él aunque con un gran dolor en su corazón, pues ella “creyente y practicante” en la forma que eran muchas mujeres de la clase pobre e inculta por aquellos tiempo. Todos los tenían por matrimonio, y vinieron a refugiarse a Orcasitas, donde nadie los conocía de antes, cuando en Asturias habían vivido su “transito” porque a ella le daba infinita vergüenza que alguien la supiera arrejuntada.
Su gran sufrimiento era no poderse acercar a comulgar “por vivir n pecado” pero jamás se dejaba una misa dominical y hacia de sacristana en la chabola capilla.
Pepón se desmarcaba de la Iglesia, pero ayudaba más que nadie al Cura, que era su amigo aunque no pensara como él, y que las fiestas grandes acompañaba a Felisa a la Misa quedándose respetuoso y de pie en el fondo de la capilla.
Llegamos a sus chabola. Nos besamos y deseamos felices Navidades o nos dimos un fuertísimo y cariñoso apretón d mano. Nos sentamos muy juntos, pues no había más espacio, Felisa bendijo la mesa con una oración, mientras el cura la bendecía con la señal de la cruz, y cenamos huevos fritos, aquella noche dos, con patatas fritas y de postre una figurita de mazapán y un trozo de turrón del duro que trajo el Padre de sus muchos donativos, pues todos los demás ya habían sido repartidos entre en barrio, sin distinción de creencias y asistencias a la Iglesia, hasta quedarse sin nada.
Nunca había cenado tan maravillosamente en mi vida. Y luego la Misa del Gallo.



El día ventiocho, los inocentes, nos fuimos de excursión, el padre pudo alquilar un autobús con el donativo de un antiguo alumno suyo de El Pilar, con todos los chavales de Orcasitas. Pepón ayudado por dos inexpertos de nosotros habia fabricado seis trineos de madera para tirarnos por las nieve.
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20.- "Jesús también nació en nustro grupo"

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La Misa del Gallo vivida con todas las parejas de grupo.
24 de diciembre de 2004.

Mi Diario a veinticinco de diciembre de 2004. Sábado.

Ayer nos reunimos todos en El Madroñal para acompañar a Don Matías y a la buena gente del pueblo en la Misa del Gallo. Es curioso, hicimos de coro y Mónica hizo de solista en los cantos de la ceremonia y en los Villancicos. Como eran cantos muy conocidos y todos teníamos unas hojas con las letras fue fácil y todo los feligreses cantaron juntos y con devoción.
El sermón fue como todos los de Don Matías, lleno de fervor y de cariño, muy emotivo pues nos recordó que el Niño Dios es el mayor regalo de Dios Padre, que nos lo entrega a través de la pureza de la Virgen María, una pureza y virginidad que sin dejar de serlo se hacen maternidad humana y divina. Madre de Jesús hombre y Madre del Dios vivo que habita entre nosotros.
Nosotros cenamos con mis padres pronto, pues mañana comeremos con los padres de José Carlos. Ya hay que repartirse. Nos reunimos todos los hermanos y también vinieron mis tíos y primos y de fuera vino una hermana de mi madre, Tatín, con su marido Rafa, y con su hija de en medio Ana que vive aquí pues está casada con un chico mallorquín, pero afincado en Las Palmas desde los ocho años.
Fue una cena muy familiar y muy acogedora como mi madre tiene por costumbre hacer. Antes de cenar nos reunimos todos ante el Portal de Belén en el Nacimiento que ella hace todos los años, y abuelos, hijos, hijos ya padres y nietos, cantamos, rezamos, unos Villancicos muy emotivos y otros muy infantiles de cara a la galería enana, y cada uno le pidió un deseo al Niño Jesús para este año próximo y le ofreció algo de regalo. Un propósito de mejorar en algo, un desprendimiento de alguna cosa, mi sobrino Juancho, le dio al Niño Jesús casi todos sus juguetes del año pasado, Reyes, santo y cumpleaños, no lo sabían ni sus padres que se emocionaron mucho, para los Niños de San Juan de Dios, que sus padres visitan todos los años para felicitarles y llevarles algunos donativos. Es nieto de la hermana de una hermana de mi padre. Yo aún no tengo ningún sobrino directo ni carnal ni político.
Yo le pedí al Niño Jesús, que loca soy, que me quede embarazada pronto y que nazca en mi un niño Jesús chiquitito y amoroso. O una Virgen María que haría la mayor felicidad de José Carlos que se derrite con las niñas pequeñas. Con las grandes sólo conmigo, claro.
Que qué le ofrecí: le entregué mi vida entera, segundo a segundo, y sobre todo el trabajo bien hecho en mi oficina y el ir alegre por las mañanas temprano pues me cuesta mucho levantarme de la cama. ¡Ah cómo se me pegan las sábanas!
Muy emotiva para mí fue la Comunión en la Misa. Sentí que Jesús nacía en mí y al apretarme suavemente la mano José Carlos supe que también estaba naciendo en él.
Si la Navidad no tiene este sentido de nacimiento y encarnación de Dios en nosotros, carece de sentido totalmente esta fiesta y se convierte en una orgía de comamos y bebamos que pronto moriremos.
Señor, quiero ser pobre de corazón, pobre de espíritu y pobre en las cosas materiales. Quiero sentir necesidad como mis hermanos pobres y puesto que tu me has dado tanto y tenemos una confortabilidad material mucho más que potable, haz que yo sepa compartir, que yo me sepa negar en mis capricho y que sepa renunciar a lo superfluo para con eso ayudar a mis hermanos los más pobres.
Aunque este es un asunto que ya hemos hablado José Carlos y yo lo tenemos que “repasar”
y fijar ahora que ya tenemos controlados nuestras necesidades y gastos claramente el “diezmo” de nuestros ingresos para volver a la antigua usanza de la Iglesia en el compartir y sentirnos unos como los primeros cristianos “que todo lo tenían en común” y entre los que el diácono encargado de los más necesitados era uno de los cargos más apreciado y de más dignidad. Dios nos ha hecho a los que tenemos algo más, nos dijo Don Matías en el sermón, como dice un padre de la Iglesia, que he olvidado, los ecónomos de los pobres, es decir sus proveedores.
Después de la Misa del Gallo nos reunimos como siempre todos los del grupo y bastantes vecinos para el “resopón” brindar por la Navidad y compartir un ágape pequeño de amor y unidad en la Mesa del Padre. “Alrededor de tu mesa venimos a celebrar” que todos somos Iglesia si compartimos el pan.
Me salió bien el versito, ¿eh?
Bueno ya tengo que despertar a José Carlos que aun duerme para que le de tiempo a afeitarse y ducharse para llegar a tiempo a casa de sus padres a comer.
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martes, 20 de noviembre de 2007

21.- "Respétame. Soy tú. Debo respetarte. Eres yo"

22.- "El golfo de Víctor Manuel"

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De Vanesa.

ENEMIGOS DEL AMOR.
Enemigos afectivos.
Falta de fidelidad.

Mi Diario. Reunión del veintidós de enero de 2005. Sábado.

Estimado Carlos:

Porqué será que la corneada, es la última en enterarse. Víctor, Víctor Manuel, mi marido, es un padre ejemplar. Siempre lo ha sido desde hace cuatro años y medio que nos casamos. Cuando nació Guasimara, nuestra pequeña de tres, se le desbordó la paternidad y el amor hacia mí. Por causa de las causas, estaba en el Golfo Pérsico patrullando, dando el callo por la civilización occidental y la abolición del terrorismo y yo llevaba ya nueve meses de embarazo sola, más sola que la una, más, que la más viuda entre las viudas.
Me regaló una pulsera de brillantes, eres la mejor de todas las madres y me has dado la hija más bonita del mundo. Tú te lo mereces todo y mi amor por ti es casi tan ancho y largo como la rosa de los mares y tan alto como la estrella de los mares Iris. Todo poético, todo amoroso, todo paternal, todo bondadoso.
Mi madre, bendita sea que tengo una madre encantadora y que me adora, pasó en Rota conmigo casi mis primeros tres meses de embarazo, pues estos son fatales para mí. Devuelvo, amanezco con mareo, dolor de cabeza, y unas arcadas que me hacen estar tirada en el sofá de salón casi todo el día.
Y tres meses antes de dar a luz el “señorito marino” o el marino señorito, no sé, se fue a navegar. La Patria lo llamaba. El deber, el servicio y la protección de la comunidad, la Armada, la Marina, su trabajo, su carrera, sus posibilidades de ganar más y ascender, el que todo sus compañeros, militares de honor, se habían ofrecido ya, eran sus argumentos una y otra vez para justificar, a pesar de mi embarazo, su presentación como voluntario a tan arriesgado y valiente destino. A navegar como primer oficial de la Corveta o Fragata o no sé que cascarón con cañones a los mares de próximo Oriente.
Hizo su petate, bueno su maleta, más contento que nunca. Eso sí, sus trajes y uniformes bien planchados, sus camisas blancas impecables, sus zapatos negros como soles, sus, sus, sus…
Y yo envuelta en mi bata rosa todo el día, de la cama al sofá, pues el médico temiendo que lo perdiera me mandó reposo absoluto. Menos mal a Manuela, que es un sol y me cuidaba como a una hija, más que como a la señora del primer oficial del “Jaime El Conquistador.” Que luego resultaría ser el conquistador de Jaime o de Víctor.
La sonrisa no se le quitaba del rostro, de oreja a oreja, ni para despedirse. Para él, el barco es su felicidad. Sí, ya sé, le gusta navegar, es su profesión, su trabajo y si el trabajo es vocación, nació para cruzar los mares, y le agrada es mejor que si fuera un trabajo desagradable o que odiara.
Pero lo que desde luego le gusta es su independencia, su alta aristocracia del mando, sus marineros a su servicio, la tranquilidad de su confortable camarote, antes eran unas pocilgas estrechas y malolientes, pero hoy los de los oficiales son residencias de lujo, con su ordenador, su Internet, navegar navegando, su música en la cadena pequeña estéreo, su butaca cómoda para leer sus novelas o libros, y luego su sala de oficiales para jugar a las cartas, al dominó, leer el periódico o charlar amigablemente sobre las últimas conquistas en el último puerto de ruta.
Sí, Carlos, como siempre una “mala amiga,” mujer del Tercer Oficial, compañero de Víctor Manuel, me lo ha chivateado todo.
Ella se ha enterado que su marido, Domingo, es un juerguista y un ligón descarado de todos los “piano bar” de todos los puertos. Y antes, de todos los caraoques o como se llamen. Y, ¡ah! maravilla de las maravillas, su compañero de aventuras y chabacanerías, de juegas y francachelas, de copas de más y mujeres treintonas separadas y hambrientas,
su inseparable y adorado, por superior ligón y avistador de piezas a tiro, es Víctor Manuel.
Quién lo iba a decir del buen hijo, casta de marino, abuelo, Medalla Militar, padre Almirante, ya retirado, con ejemplar hoja de servicio, mejor marido y excelente padre, marino ejemplar y orgullo de la Escuela de Marín.
Ha dejado mi vida deshecha pues tras el nacimiento de Guasimara volvió al mar. A la Mar, como ellos dicen. La mar es femenino. Si será por los ligues en cada puerto. No un amor en cada puerto. Eso sería hasta romántico. Un revolcón en cada puerto y con cualquiera a tiro, en esos bares, donde van a parar todos las solitarias en busca de solitarios, para consuelo y recreo mutuo.
Ves porqué esta carta está llena de ironías y despecho. El muy “cerdo”, perdón, Carlos por la palabra, pero lo es, me volvió a dejar embarazada, espero a Jaime, - hay que tener al menos la parejita, debemos cumplir “el crecer y multiplicaos”, hay que ser solidarios con la humanidad, tengo unas ganas locas de que “ME DES” un varón, ¿será cochino?, me des,- volvió mi madre, bendita sea, y se fue a navegar por los siete mares buscando tranquilidad, comodidad, disfrute, placer y siete revolcones con siete desconsoladas.
Y mientras, yo en casa, atada a la pata de la cama por el sagrado compromiso del sacramento y de mi fe, de la que gracias a Dios no reniego, pues es mi única fuerza para “navegar”entre colegio de Guasimara, lavadoras, cocinar, preparar la ropa de Guasimara, bordar la canastilla, pañales, camisillas y faldón almidonado para el bautizo.
¿De verdad me casé para esto? ¿Porque yo no trabaje, debo seguir aguantando sus infidelidades, ya que él es quien trae el dinero a casa? ¿Por mis hijos, porque tengan un padre, un padre como ese, merece la pena aguantarle?
¿No son en verdad “los hijos de nadie,” pues él, desde ahora, es ya “nadie” para mí?
De verdad que no sé que hacer. No me atrevo a contárselo a mis padres. No puedo trabajar, lo encontraría, creo que pronto, pues soy una muy buena abogada “feminista”, - ¡OH! ironía de las ironías, - especializada en ayudar a mujeres, maltratadas, engañadas, separadas o por separar, ni buscar trabajo ahora en medio de mi embarazo.
Sólo sé que mi barriga engorda y engorda mientras ese canalla vive sin peso ninguno su vida de juergas y francachelas salvajes.
Un beso fuerte. Espero que te acuerdes de nosotros pues el padre de Víctor Manuel estaba destinado en Las Palmas, en el Arsenal, cuando hicimos el Cursillo para casarnos y nos casamos en la Base y allí lo celebramos.
Te mando mi dirección pues espero ansiosa y angustiada tu respuesta. Otro beso fuerte y para Elena, que maravilla de mujer tienes, dos.
Vanesa.
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23.- "Respeta la libertad de tu pareja. Es persona y libre"

Mi Diario. REUNION del cinco de febrero de 2005. Sábado.

24.- "Lorena en el pozo del desamor"

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Mi Diario. REUNION del diecinueve de febrero de 2005. Sábado.
De Lorena.

ENEMIGOS DEL AMOR.
La falta de entrega. Sólo acompañamiento, interés y sexo.
“Sin esperar nada” “Mi amado es para sí y yo también para mi amado”


Desde que hablamos en tu casa, tras la boda de tu hijo Carlos, recuerdo que me sacaste a bailar cuando llevaba un rato junto a la puerta mientras Moncho se tomaba con sus amigos wisky tras wisky, y me empezaste a preguntar con cariño y confianza, eres amiga de Carlitos o de Bea, de los dos por separado, pero Moncho es muy amigo de Carlos desde hace años, estás casada o sois novios, ni lo uno ni lo otro, vivimos juntos desde hace dos años, qué bien si os amáis mucho, el amor es…
Bebí todas las palabras de tus labios. Mi instinto quería que la pieza durara y durara para poder seguir escuchándote. Estabas diciendo en alto todo lo que yo “sabía en mi corazón” que era el amor. No mi pobre amor, en la pobreza de unión de mi pobrísima pareja humana.
Terminó la pieza y junto al porche con Ursula, mi amiga, que se acercó, siguió la conversación. Ella también vive con Eduardo, pues no están casados ni siquiera por lo civil. Igual que nosotros. Sí, Carlos, ese, del que hablabas, es el amor. El amor que mi corazón siempre ha suspirado por encontrar, siempre ha soñado como lo único que podía llenar mi ser y mi persona entera.
Donación, entrega mutua, buscar la felicidad del otro, esperarlo todo del ser querido. Ilusión y aventura al vivir toda la vida juntos, construyendo nuestro futuro, cada día, cada hora, cada momento, haciendo realidad las ensoñaciones de la ternura y el deseo. Y en él, los hijos, como una bendición de Dios, como un regalo hecho carne de nuestro mutuo amor.
Ursula te miraba y te miraba pensando, como luego me dijo, que cómo podías leer tan profundamente y con tanta claridad, en su corazón.
En un arranque de espontaneidad y sin preguntártelo te dije, espera, llamé y traje a la fuerza a Moncho, repítelo todo los que nos has dicho, por favor, a él.
Volvimos a repasar muy sucintamente el tema y Moncho para mí ya con más alcohol del debido te espetó: “Yo trabajo como un mulo, llegó reventado cada noche a casa y todo eso del amor me suena a idealismos femeninos. Una buena cena, un rato de televisión evasiva, y un buen revolcón, me da cierta vergüenza porque hablaba de mí, el dijo un buen polvo, ¿sólo pensaba en su cuerpo, Carlos? y a dormir. Palabra, que queriéndole como le quiero, pensé, sí, y a dormir, como un cerdo, dándote la vuelta y dejándome insatisfecha en la sensibilidad de mi corazón, sin una palabra de cariño o participación en el sexo común.
Desde entonces no hago más que preguntarme que hago yo al lado de Moncho. Sé que lo nuestro no es lo que, para que sea profundamente humano, debe ser, no puedo dejarlo aunque todo mi ser me grita que ese no es el amor y que así no, el sexo me tiene enganchada a él como el imán de la gravedad nos tiene atrapados a todos al suelo de la tierra, y la costumbre o atavismo de la rutina diaria me hace seguir en la noria de mi vida, dando vueltas y vueltas para volver siempre al mismo sitio y sin ir a ninguna parte ni llegar a ningún destino.
No quiere oír hablar de legalizar al menos civilmente nuestra unión, esto durará lo que dure, no te creas otra cosa yo quiero seguir viviendo contigo, ¿será porque tiene un sexo fuerte y explosivo, ardiente y vehemente como el mío, que le llena sus apetencias carnales y le satisface sus apetitos, y porque además le plancho las camisas de cada día para su engominado trabajo y le preparo el desayuno y la cena? Y cuando esto acabe, duerma o muera, ¿qué?
No quiere ni oír hablar de quedarme embarazada o de hijos, “pon – impositivo, déspota, cruel, autoritario y “su” decisión, - todos los medios y estate segura, pues me desagradaría que tuvieras que abortar,” pero, Carlos, ¿es esto una pareja aunque sólo sea humana, y es este el padre deseado para mis hijos deseados, si no ahora, más adelante, en un futuro nuestro y común? Ese futuro común y compartido en la paternidad ¿no es hoy tan incierto e inseguro como la propia estabilidad de nuestra pareja y relación?
No, nunca, jamás, dice él. Hijos, no. ¿Es esto una familia?
De verdad soy toda duda e indecisión. De verdad soy todo tristeza y vida fracasada. Sí, de verdad soy todo desilusión y vida muerta. Pero creo que de aquí ni puedo ni quiero salir.
Me hundo sola y la vida no tiene nada que exprimir ni que gozar. Estoy uncida al yugo de la costumbre, la comodidad de estar establecida, el confort, el sexo satisfecho, pues eso sí, “él es muy hombre”, y cierta confortabilidad y bienestar.
Aquí me encontrarás, si él no encuentra algo que le llene más, dentro de cinco años, de diez y quién sabe si hasta la ancianidad.
Un beso fuerte y gracias por al menos haberme llevado a saber que existe el amor, que es como yo lo soñaba y que hay parejas que lo viven y que lo gozan.
Desde lo más profundo del pozo de mi vida, Lorena.
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